De compañera a jefa

Ascender a un puesto de gerencia en la empresa es un gran paso en tu carrera, pero también puede suponer el fin de estrechos lazos amistosos…

Ascender a un puesto de gerencia en la empresa es un gran paso en tu carrera, pero también puede suponer el fin de estrechos lazos amistosos con tus colegas de la oficina. Es lógico: Todos esperan que te sigas comportando de la manera habitual, pero tras la promoción (inevitablemente) la dinámica de relaciones cambia. Y como tú no quisieras quedar mal ante quienes te dieron la oportunidad, ni perder a tus compañeros más solidarios, te damos la solución para que puedas salir airosa, sin que tengas que sacrificar nada a cambio.

Mantén la conexión

Vivir la transición de colega a jefa no es fácil, pero tampoco imposible. Primero, no rompas abruptamente los lazos con la gente que te agrada, ni cambies tu personalidad radicalmente. Sin embargo, acepta que al obtener un ascenso se pueden perder ciertos aspectos de la amistad: ya no almorzarán tan a menudo, no podrás cubrir a una colega cuando llegue tarde… Pero mantén las mismas relaciones cordiales y preserva las conversaciones francas con cada uno de los colegas que pasaron a ser tus subordinados. Pero recuerda que ahora eres quien debe poner el ejemplo.

Haz alianzas

Aunque un nuevo gerente quiera ser visto como un compañero más, generalmente son los mismos colegas quienes, muchas veces, ponen distancia. Demuéstrales que sigues siendo la misma de siempre, pero no te esfuerces demasiado para no parecer paranoica. Alimenta la comunicación, manteniendo puentes abiertos para que tus antiguos colegas puedan hablar contigo y contarte sus inquietudes y aspiraciones laborales. Una reunión semanal con todo tu equipo podría ser muy útil. En el encuentro, déjales claro que estás en la mejor disposición de escuchar sus sugerencias, que te sientes muy orgullosa del equipo con el que cuentas y que quieres que las cosas sigan marchando igual o mejor que antes.

Sé honesta

Si la que siempre fue tu mejor amiga, ahora no quiere salir de tu oficina para comentarte la actualidad y sus problemas personales, ponle un freno. «Tan pronto como empiece a mover los labios, adelántate susurrando algo como: Lo siento, no puedo hablar ahora porque tengo que hacer un millón de cosas. Así no tendrá más opción que seguir en lo suyo», dice Marjorie Brody, autora de Career Magic (Magia de la carrera). Si te preocupa que se ofenda, dile que pueden hablar a la hora del almuerzo y no se sentirá despreciada.

Escoge a tus rivales

¿Una colega está envidiosa de tu puesto y está esparciendo rumores malintencionados? «Una rival resentida en la oficina es peligrosa, porque puede tratar de sabotear tu trabajo y, en el peor de los casos, hacerte la vida imposible», dice Kay Hammer, autora de Workplace Warrior (Guerrera del trabajo). Si piensas que es digna de confianza, utiliza tu nueva posición para ayudarla a escalar en la empresa. Dile algo como: «Esta promoción tú también te la merecías, porque eres muy capaz y eficiente». El elogio actuará como anestesia y la hará cambiar de opinión. Pero si no es buena en su trabajo y te rechaza abiertamente, no le hagas caso. Al no debatirte ni entrar en altercados con ella, demuestras que eres muy considerada y la correcta para estar en la posición que ocupas.

Escucha los chismes

No siembres una cultura de chismes ni tomes partido en ninguno de ellos, pero oír lo que se rumora puede ser beneficioso a la hora de saber qué conexiones existen entre tus colegas y proteger tus espaldas. Saber qué piensan los otros de ti, qué se comenta en los pasillos sobre tu gestión es una retroalimentación, que tiene un valor subestimado. Aprovecha la hora del almuerzo para, con tus colegas, averiguar (como quien no quiere la cosa) los pormenores un ambiente informal.

Estimula

Elogiar un buen trabajo, dar algún día libre y facilitar la capacitación también ayuda a mantener contenta a tu gente. Pero no vayas muy lejos. Recuerda: nada de favoritismos con los que han sido tus colegas más allegados.

Dale la cara a las situaciones de crisis

Si surgen problemas entre tú y una colega amiga, e incluso entre tú y cualquier otro empleado, enfréntalos inmediatamente, pero hazlo en un tono que no sea de confrontación, sin perder la paciencia y la compostura. Una jefa descontrolada y que grita sólo conseguirá alejar a sus empleados y crear más tensión. Así que respira profundo, muérdete la lengua y proyecta una imagen de confianza.

Acepta el final

Es una realidad: las amistades en la oficina caducan. Hay muchos factores (poder, dinero, competencia…) que pueden perjudicar la relación; pero aun cuando la tuya lograra sobrevivir a todo eso, los estudios muestran que cuando una de las personas encuentra otro empleo la amistad se mantiene por dos años como máximo.

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