En tiempos donde los anhelos de éxito, felicidad, riqueza, equilibrio y demás se imponen en libros de autoayuda que se venden a granel…
Lo confieso, también soy una que más de una vez me he visto citando todas mis energías en “la voluntad”, esa fuerza que ilumina las almas de quienes creen… etc. En la búsqueda de lograr (de verdad) las metas correspondientes a mi 2012 reconfirmé que, además de lo mental, lograr un sueño tiene que ver con el método.
Sin intenciones de quitar créditos a fenómenos como “El Secreto” y “¿Quién se ha llevado mi queso?”, y mucho menos a concentrar la mente en el objetivo, porque sin duda alguna el poder mental nos carga de bríos para aprender a ser lo que queremos ser, acusamos el mayor riesgo de la “moda positiva”. Siempre será mejor tener una actitud optimista, pero teniendo en cuenta el esfuerzo que requiere conseguir lo que se quiere.
Irrumpir con audacia
La autora Bárbara Ehrenreich parece tenerlo claro. En su libro, “Sonríe o muere, la trampa del pensamiento positivo”, la ensayista y activista social estadounidense desmonta toda la ideología de la “ley de la atracción”, esa que casi siempre te dice que si pierdes tu trabajo no debes quejarte sino verlo como una oportunidad para algo nuevo que atraerás con tu pensamiento positivo, y se centra en cuando ésta se queda en una simple excusa para las personas.
“Debemos desprendernos de nuestra capacidad de auto-absorción y tomar acción contra las amenazas que enfrentamos”, afirma Ehrenreich, quien escribió el libro tras ser diagnosticada con cáncer de mama y parársele en dos “patas” al mismo gurú hindú del cuerpo y alma Deepak Chopra, y demás defensores de la psicología positiva, y decirles en su libro que “los resultados científicos no demuestran que el pensamiento positivo dé felicidad, sino incluso a veces al revés. A veces, pensar positivamente equivale a no querer ver la realidad de las cosas, que no siempre es positiva”.
La autora, que abarca desde su enfermedad, el coaching motivacional hasta una reflexión sobre el impacto que ha tenido el pensamiento positivo en la crisis económica actual, plantea que: “La cultura de consumo alienta a los individuos a querer más – carros, casas y aparatos de todo tipo – y el pensamiento positivo les dice que se merecen más, y pueden tenerlo si realmente lo desean, pero también si están dispuestos a hacer el esfuerzo para obtenerlo”.
De concebir, a lograr
Las exhortaciones a pensar positivamente y ver el vaso medio lleno, incluso cuando se está destrozado, no son fáciles de digerir. Reconocemos que el querer es el primer paso a dar. El segundo, el que pretendemos entrenar, es tomar acción dejando atrás la suposición de que sólo hay que pensar una cosa y desearla para que ocurra.
“Simplemente toma acción cotidiana del plan que creaste para el logro de tus objetivos. Todo depende del simple, y comprometido, hecho de en realidad hacer las cosas”, expresa David Allen, autor de “El arte de la productividad libre de estrés”.
Como ves, no es andar por ahí con amargura y tampoco arremeter contra el soñar, sino retornar al sentido común. Finalizamos alentando, a los optimistas, realistas y pesimistas, a algo que concluye Bárbara Ehrenreich: “Claro que me gustaría ver más sonrisas, más abrazos, más felicidad… y el primer paso es recuperar a las masas del pensamiento positivo y decirles que tomen cartas en el asunto, con responsabilidad individual y colectiva.
Expertos dicen…
«Una afirmación es un decreto, no es algo que sea ni verdad, ni mentira. Es lo que quieras que sea. Su única meta es hacernos sentir bien», Suz Amaro – Coach y creadora del programa de liderazgo Vivesmart. (Puedes leer sus escritos en su blog en Pandora)
“La respuesta no es quejarse más, no obstante un poco de pesimismo no estaría de más, aunque sólo sea para ayudarnos a detectar casos de desastre antes de que sea demasiado tarde”, Jenni Murray, periodista del diario inglés The Guardian.
«Podemos cambiar todos los días a través de nuestros pensamientos, nuestras palabras y nuestras acciones». Tweet de @DeepakChopra – Conferencista, médico y escritor hindú.
