Santo Domingo, Ciudad Primada de América, Cuna del Nuevo Mundo y, según el presidente de la República, versión miniatura de New York, es una capital llena de hoyos.
En sus puentes, túneles, callejones, calles y grandes avenidas se observan roturas, zanjas y otras perforaciones que afectan el flujo normal del tránsito, dan un tono de descuido al entorno urbano, y ponen en peligro la integridad de miles de vehículos, conductores y peatones.
Los hoyos y boquetes del Distrito Nacional no discriminan clases sociales. Aparecen con las mismas dimensiones en el Quinto Centenario y en la intersección de las avenidas Mella y México, en las proximidades de la Zona Colonial.
También se observan en los elevados del centro de la ciudad, en la avenida John F. Kenneddy, en el barrio Guachupita, en las inmediaciones del ensanche Piantini, y en las calles de Luperón y Evaristo Morales. Es decir, la Atena del Nuevo Mundo tiene hoyos por doquier.
Dañan vehículos
“Cada vez que este carro cae en un hoyo se maltrata. Se le dañan los amortiguadores. Y eso es pérdida económica, porque cuando lo arreglo llevo menos dinero a mi casa”, dice el taxista Lorenzo Mejía, molesto porque el mal estructural está presente por dondequiera que anda.
Como él, el conductor Miguel Grullón se queja por las condiciones de las calles del Distrito y asegura que en más de una ocasión ha estado a punto de sufrir graves accidentes, por culpa de los boquetes citadinos.
Los conductores no sólo se preocupan por el daño que provocan a su sus vehículos los numerosos hoyos. El hecho de esquivar cualquier interrupción de la vía los coloca en riesgo de que chocar o recibir el choque de otros choferes. Este riesgo de accidente se incrementa en horas de la noche y en tiempos de lluvia, cuando los boquetes son más difíciles de advertir. En todo momento la vida humana se encuentra en peligro.
Según el decreto 1071 del 14 de mayo de 1983, la Dirección General de Mantenimiento de Carreteras y Caminos Vecinales del Ministerio de Obras Públicas es la responsable de tapar los diversos hoyos de Santo Domingo. Pero, como evidencia la actual condición del Distrito Nacional, este organismo estatal ha descuidado durante año las funciones que les son propias.
