Egoísta juego de intereses

Los once años transcurridos desde que se votara la Ley de Seguridad Social no han bastado para que algunos médicos colegiados de este…

Los once años transcurridos desde que se votara la Ley de Seguridad Social no han bastado para que algunos médicos colegiados de este país y sus colegas del Ministerio de Salud Pública entiendan que la ley es para cumplirla en beneficio de todos.

Decimos esto porque paradójicamente a pesar de ese tiempo y de los casi cinco años cumplidos desde que se inició el Seguro Familiar de Salud del Régimen Contributivo (SFS), algunos médicos pretenden seguir diciendo que todavía no se puede cumplir con el mandato legal de la puerta de acceso al sistema de salud a través de un primer nivel de atención porque no ha habido “tiempo” para hacer lo necesario, cuando lamentablemente es precisamente tiempo lo que ha sobrado.

Justo es decir que esta no es la posición de todos los médicos y prestadores de servicios de salud, muchos de los cuales entienden la atención primaria y están dispuestos a ser parte de ella; como sucede en la mayoría de los sistemas de seguridad social del mundo.

Lo que no dicen los prestadores que se oponen a la atención primaria es que el SFS ha multiplicado sus ingresos lo que les ha permitido hacer muchas inversiones en sus centros de salud.

Tampoco dicen que lo que aspiran, al parecer, es a seguir bajo la anarquía que les ha permitido cobrar los copagos que les parezca y que se abuse de los costos de salud por la inexistencia de esta puerta de entrada, sin percatarse que de continuar con sus absurdas pretensiones arruinarían lo que les ha permitido vender mejor sus servicios de salud.

Es un insulto a la inteligencia que se alegue que porque se implemente el primer nivel de atención los especialistas y clínicas irían a la quiebra. Los médicos generales, familiares y otros que prestarían sus servicios en el primer nivel tendrían que referir en base a los protocolos previstos, todos los casos que merezcan atención de un especialista. Además, las propias clínicas privadas agrupadas en Andeclip podrían dar estos servicios en sus propias facilidades. Se trata simplemente de un egoísta juego de intereses de parte de un sector que ha jugado durante años a la política, beneficiándose de la misma despilfarrando la inversión en salud aunque condenen a la población más necesitada. Los mismos que se resienten a que haya centros de salud gobernados por patronatos privados; porque su eficiencia en el gasto y calidad en el servicio dejan al descubierto sus deficitarias gestiones.

Toda la sociedad debe luchar contra estos interesados intentos de evitar nuevamente que la ley se cumpla y que las autoridades irresponsablemente así lo acepten, lo que no solo haría colapsar el SFS, sino que cercenaría toda posibilidad de mejoría del catálogo de servicios. Desenmascaremos a quienes con sus acciones están lejos de servir salud conforme al juramento hipocrático.

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