Épico filme del maestro Steven Spielberg que vuelve a utilizar a un ejemplar de la fauna como protagonista (Tiburón, fue primero). El caballo pura sangre Joey se mueve en el escenario de un conjunto de crónicas de principios del siglo XX inglés y en el contexto de la Primera Guerra Mundial.Es una adaptación de una novela, pero si buscamos en youtube.com con el nombre “War Horse Video Montage”, nos dará una noción de qué inspiró a los productores. En mi gusto preferiría mil veces el montaje teatral a este filme.
La historia expresa que el medio en que el hombre se sitúa no necesariamente revela su verdadero carácter y que es en contextos anárquicos donde descubrimos la esencia de cada ser humano, donde los ideales de una guerra no son los mismos de quienes luchan en ella. Pero resulta que una guerra no es un ideal en modo alguno, es el resultado del comportamiento irracional cuando la relación de la gente y sus intereses chocan radicalmente.
De ahí que el filme ya sale perdiendo, primero que nada porque no desarrolla uno solo de los personajes que resultan totalmente planos, por tanto no sentimos los cambios de ellos. Y eso en cine es un desliz a pesar de tener escena que solo Spielberg sabe hacer.
Entonces a lo que asistimos es a una caricatura que hace de sí mismo y de la historia. Descubrimos que su maestría está en realizar un cine según los patrones de la ya conocida manipulación “spielberguiana”.
Es un ejercicio deslumbrante en términos visuales dotado de maestría en el manejo técnico y plástico. Pero es un melodrama espantoso y manipulador que muestra su cobardía narrativa, pese al ritmo bien construido en base a la dinámica de interacción del caballo y quienes le rodean.
Interesante sí son las referencias a trechos de filmes de John Ford, Akira Kurosawa y sobre todo a Víctor Fleming y el final frenético visualmente similar a “Lo que el viento se llevó”.
HHH género: Bélico, drama. Duración: 146 minutos.
