“Soy un hombre de una gran libertad de espíritu”

Los dominicanos estamos familiarizados con la fuerza y el poder que emanan del Arzobispo Metropolitano de Santo Domingo, Nicolás de Jesús López Rodríguez.

Los dominicanos estamos familiarizados con la fuerza y el poder que emanan del Arzobispo Metropolitano de Santo Domingo, Nicolás de Jesús López Rodríguez.Con su dignidad de Cardenal, sus obras de bien social y sus enérgicas expresiones como Príncipe de la Iglesia. Pocos imaginan que detrás de la figura pública, el hombre sin galero rojo, está lleno de humor y de encanto personal.

Que es un admirador de “Cantinflas”, el legendario personaje encarnado por el actor mexicano Mario Moreno, al punto de que en su biblioteca tiene una colección de tallas diminutas del cómico legendario, que ha llenado de sanas risas los momentos de asueto de varias generaciones.

Esa empatía revela la propia capacidad de humor del Cardenal, el religioso que ha hecho votos sagrados de castidad, pero que puede reír con candor para ahuyentar las mujeres que se sienten atraídas por su porte.

1. Cuando me alfabeticé
Desde niño era aficionado a la lectura, a los dos años me entretenía juntando letras de los periódicos. Fui alfabetizado muy niño. En casa vivía una gran educadora,  Mélida Lora,  ella alfabetizó al menos una generación de mi familia.

Después de 50 años de Magisterio, luego de ser pensionada (con una pensioncita) se ofreció a dar clases de manera gratuita en lo que era el Reformatorio de La Vega, en el Centro de Menores. Es una mujer a quien siempre admiré, aún ahora mantengo contacto con su familia. Reconozco la gran labor que esa mujer hizo.

2. Padre Fantino
Nací con un pequeño problema en la cabeza, mi cráneo no había cerrado muy bien, entonces mi mamá me llevó donde el Padre Fantino, en Santo Cerro, quien tuvo con mi abuelo una relación muy cercana. Mi papá fue su discípulo en la escuela San Sebastián que él fundó en La Vega.

Mi mamá me ofreció allí a la Virgen de Las Mercedes y el padre Fantino le dijo a mi mamá: todo va a salir bien, llévese su niño y  cuando él crezca dígale lo que yo hice por él’.  Por eso cada vez que voy a Santo Cerro, voy al Altar, él está enterrado frente al Altar.

3. Primera Comunión
A los diez años hice mi Primera Comunión en el Colegio Inmaculada, donde estudiaron todos mis hermanos. Una tía, la única que queda viva de los López,  quien cumplió ahora, el Día de la Altagracia, 99 años de edad, es una de las fundadoras de ese colegio, en 1927.

Tenemos una relación muy cercana con las franciscanas. Me preparó una muchacha  que vive en California, Salime Haddad, de origen árabe. Desde entonces me quedé siendo monaguillo en el colegio.

En una misa tuve una experiencia muy curiosa, ayudando al sacerdote sentí una especie de emoción interior, así la defino. Me pregunté: -¿por qué no puedo yo hacer algún día lo que está haciendo el padre acá? Entonces fui a hablar con el párroco de La Vega, que era un pariente de Monseñor Beras, y me dijo: ‘-mira Nicolás, eres muy niño todavía, así que no se puede tomar esto en serio. Vamos a esperar después cuando vengas del Seminario.

Y, efectivamente, cuando tenía once años me entrevistaron, vieron que era hijo de una familia cristiana, que había antecedentes muy buenos.  A los 14 años ingresé al Seminario donde estuve once años, hasta que me ordené sacerdote, a los 24, el 18 marzo de 1961.

4. Firme decisión
Antes de ordenarme sacerdote,  varias muchachas, amigas, a las que me daba cuenta les caía bien, sostuvieron conversaciones conmigo para preguntarme si de verdad me iba a ordenar, me aconsejaban que lo pensara bien.

Yo siempre estuve, y estoy muy claro, si no podía llevar el sacerdocio honesto mejor no lo haría. Se trataba de una decisión muy seria, muy firme.  No me han faltado en los 50 años batallas de este tipo, ni siquiera ahora.

5. Perder a mi hermano Guarionex
Mi hermano Guarionex, ginecólogo, once años mayor que yo, el mayor de los 16 hermanos, sufrió un infarto a la edad de 54 años.  Fui a la clínica a verlo y cuando llegué estaba durmiendo, no quise que lo despertaran. Luego le repitió el infarto. No pude despedirme de él. Estaba muy identificado con él.

6. La boda de oro de mi hermano
El 30 de diciembre pasado mi hermano Agustín, abogado, celebró sus bodas de oro y vinieron todos sus nietos. Se reunió toda la familia, somos muy unidos todos. Sobrinos, sobrinos nieto…

7. Juan Pablo II
Con el Papa Juan Pablo II tuve bastantes encuentros, sobre todo cuando estuve en la presidencia del Consejo Episcopal Lationamericano (CELAM), con sede en Bogotá. Coincidimos en  la Cuarta Conferencia que se celebró en Santo Domingo, de la cual me nombró uno de los tres presidentes. Indiscutiblemente con él tuve una gran cercanía.

8. Benedicto XVI
Hace poco estuve con el Papa Benedicto XVI, cuando tuve la Audiencia para presentar mi renuncia como Cardenal, en octubre pasado, días antes de cumplir 75 años. Fui a poner la Diócesis a disposición del Papa. Llevo ya aquí 30 años, Arzobispo desde 1981.

9. Suceder al Cardenal Beras
Cuando el  Cardenal Beras  viajó a Roma a presentar su renuncia , dado que había cumplido ya los 75 años, su llegada a Roma coincidió con el  día que el Papa había sido baleado, en la Plaza San Pedro. En esos momentos el Papa no estaba en condiciones de recibirlo.

Cuando ya el Papa pudo despachar, semanas después, fue informado del propósito de la visita del Cardenal Beras. El Papa instruyó  para que se consultara quién podría suceder al Cardenal Beras. Cuando el Nuncio consulta para ver quién podría suceder al Cardenal en la Sede, yo no pensé en la posibilidad de eso para mí.

10. Momentos de política
Soy un hombre de una gran libertad de espíritu. Conmigo no se mete nadie,  político o no político, tengo mis convicciones, tengo una formación profesional muy seria En el mundo político hay de todo, hay gente de una gran capacidad, de una gran valía, hay gente también no tan capacitada, hay gente  mediocre, dirán que también nosotros lo tenemos, y en efecto, se puede hacer cualquier afirmación de esas, pero me siento con absoluta libertad frente a cualquier persona.

Nadie me va a trazar líneas, ni me van a comprar. Soy un pobre incómodo, en cuanto que me gusta mandar en mi pobreza, que nadie me la manipule, por esa razón no pido favores, ni a gobierno ni a nadie. Pienso lo que voy a decir y cuando hablo, lo hago con completa conciencia y libertad.  Sé lo que digo y por qué lo digo.

De convicciones firmes y de una sola palabra

Como  sacerdote de fuerte  vocación y de una sola palabra, ha sabido enfrentar desde muy joven la atracción femenina, y aún a sus 75 años, se ve precisado a librar ese tipo de batallas, pero, como dice, desde el púlpito, la radio, la televisión y las redes sociales del Internet, Twitter y Face Book desarrolla una labor de servicio y orientación que abarca jóvenes y familias de procedencia diversa. Fue un niño precoz. A los dos años de edad se entretenía juntando las letras de los periódicos y desde que aprendió a leer se hizo un aficionado de los libros.

Es autor de varias obras, entre ellas “Algo de lo que he dicho”,”Algo más de lo que he dicho” y la más reciente: “Mi vida pastoral”.  Auspiciador de la obra “Basílica, Catedral de Santo Domingo”.

Cursó estudios superiores en Ciencias Sociales en Roma.

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