Introducción:

Un estudio de la Universidad de Chicago sobre la felicidad, cuyas conclusiones traigo aquí, me inspiró volver sobre ese tema ofreciendo, no solamente dichas conclusiones, sino otros tópicos que refresquen nuestras ideas sobre esa temática de siempre:  la felicidad.

1. Definición
Con el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, definimos la felicidad como:

 “Estado de ánimo que se compadece en la posesión de un bien”.  “Gozo, satisfacción, contento, bienestar, sentirse bien”.

“Estoy feliz” se puede traducir, pues, como “estoy gozoso, alegre, satisfecho, contento” o simplemente diciendo “Me siento bien”:

2. La alegría y la felicidad
Es indiscutible que la alegría, vista como un valor o como un sentimiento, se la une popularmente, de manera natural y espontánea, a la felicidad.  Se diría que son inseparables, aunque no se puede reducir la alegría a la felicidad o viceversa.

He aquí una página sobre la alegría, recogida, como parte del capítulo 26, en mi libro “Valores y virtudes”:

La alegría es aquel “sentimiento grato y vivo, producido por algún motivo de gozo placentero o a veces sin causa determinada, que se manifiesta por lo común con signos exteriores” (Diccionario de la Real Academia).

Son sinónimos de la alegría:  la dicha, el buen humor, la jovialidad, la hilaridad, el alborozo, el júbilo, el gozo.  A la alegría le acompañan la felicidad, el placer y el sentido de fiesta.

Alegre es aquel que está poseído o lleno de alegría.  Al alegre se le ve regocijado, gozoso, jovial, animado, chistoso, contento, risueño, festivo.

El sentimiento contrario de la alegría es la tristeza, la cual forma con la ira y el miedo el conjunto de sentimientos más destructivos del ser humano.

La alegría lleva al entusiasmo y al deseo de vivir, de luchar y de ser productivo.  La tristeza lleva al desaliento, a la depresión, a la negatividad, a la queja y a perder hasta las ganas de vivir.

El alegre atrae y es buscado.  Del triste todos huyen y se alejan.

La alegría es fuerza de Dios en los seres humanos.

Los israelitas, vueltos del destierro en tiempos del rey persa Artajerjes en el año 425 A.C., estaban entristecidos al contemplar las ruinas de sus ciudades por culpa de la corrupción de sus antepasados.

El gobernador Nehemías, el sacerdote Esdras y los demás dirigentes, los animaban a reconstruir la ciudad y a rehacer sus vidas a luz de las enseñanzas bíblicas, que habían recibido.  Les dijeron que no se pusieran tristes ni lloraran, porque el pasado y el castigo de Dios quedaban atrás y justamente aquel día en el que se reunían para la reconstrucción era un día de gracia de Dios, un día dedicado a Él.  Les dijeron todavía más: 

“Vayan y coman de lo mejor, beban vino dulce, e inviten a quienes no tengan nada preparado, porque hoy es un día dedicado a nuestro Dios.  No estén tristes, porque la alegría es la fuerza de Dios en ustedes” (Nehemías 8, 10).

3. Fidelidad y felicidad
“La fidelidad es igual a lealtad; es aquel cumplimiento, la observancia, de la palabra dada, el compromiso hecho, la alianza pactada.

La felicidad y el bienestar se identifican: es aquel estado del ánimo que se complace en la posesión de un bien.  En la felicidad hay alegría, satisfacción, gusto, placer, contento.  El hombre nació para ser feliz, como el ave para volar, se ha dicho desde antiguo.

La fidelidad y felicidad van de la mano.  Los fieles son felices” (Mons. De la Rosa y Carpio, Valores y virtudes, capítulo 37).

4. Sufrimiento y felicidad
“Por las calles camina el sufrimiento y en las casas llora sus penas.  Un millón de desempleos, ochenta por ciento de hambrientos y una mayoría con dolor en el alma…

El destino del hombre no es sufrir.  Pero el sufrimiento es una escuela de humanidad.  ´Los que no han sufrido no saben nada; no conocen ni el bien ni el mal; no conocen a los hombres ni se conocen a sí mismos´ (Fénelon).

El destino del hombre es ser feliz.  ´La felicidad no es un premio, sino una consecuencia.  El sufrimiento no es un castigo, sino un resultado´  (Ingersoll).
La felicidad se construye y se comparte.  El sufrimiento enseña y se supera” (Mons. De la Rosa y Carpio, Antes de un momento, capítulo 1).

5. Feliz y próspero
La felicidad se hace, se construye.  Justamente el origen etimológico de la palabra encierra esa idea.   Roque Barcia, en su obra “Sinónimos castellanos”, destaca este aspecto, haciendo una comparación entre “feliz y próspero”.  He aquí sus ideas:

“Feliz, del latín felix, felicis, supone la idea de producción, como término derivado del verbo feo, que significa producir, de donde proceden feto, fecundo, femenino; es decir, propio de la mujer, femina en latín, aludiendo a que es la que pare, la que produce.

Próspero se compone de pro, delante, y de spes, spei, esperanza; pro-spe, que tiene la esperanza delante, que recibe aliento del porvenir.

Lo feliz fecunda, produce, da a luz.

Lo próspero se espera.

Lo feliz es un hecho.

Lo próspero es un ideal.

Ingenio feliz es el que crea mucho.

Noticia próspera es la que nos promete la ventura”.

6. Todos quieren ser felices
San Agustín, un sabio de ayer que se remonta al siglo V, sigue siendo un sabio de hoy, que aún nos ilumina e inspira.  Él, en sus homilías y escritos, trató con frecuencia el tema de la felicidad.  He aquí un párrafo sobre el tema que parece escrito en este comienzo del tercer milenio:

“Por evitar la desgracia y conseguir la felicidad ejecutan todos los hombres lo bueno o lo malo; luego siempre quieren ser felices. Ya vivan mal, ya bien, quieren ser felices; sin embargo, no acontece a todos lo que todos quieren ser.

Todos quieren ser felices, mas no llegarán a conseguirlo sino aquellos que quieran ser justos.  Ved aquí que un individuo quiere ser feliz obrando mal.

¿Cómo?  Cuando obra por motivo de dinero, de la plata, de la hacienda, de las fincas, de las casas, de la servidumbre, de la pompa mundana, de los honores vanos y perecederos.

Teniendo algo, quiere ser feliz; investiga qué cosas tienes para serlo.  Siendo feliz, será, sin duda, mejor que siendo desgraciado.  Pero no puede acontecer que una cosa peor (que tú) te haga mejor.  Eres hombre; todo lo que deseas es peor que tú, con lo cual pretendes ser feliz.  El oro, la plata, cualquier clase de cuerpos que deseas con ardor adquirir, poseer, gozar, son inferiores a ti. Tú eres mejor; tú eres más potente, y, sin embargo, quieres ser mejor que eres pues pretendes ser feliz porque eres desgraciado.  Ciertamente es mejor ser feliz que infortunado.

Quieres ser mejor que tú y, con todo, buscas y preguntas por las cosas que son inferiores a ti para llegar a conseguir esto por ellas.  Todo lo que busques en la tierra es peor que tú.  Todo hombre desea esto a su amigo, y así le despide:  Que te vaya bien; que te veamos mejor de lo que estás; que nos alegremos de tu prosperidad.  Lo que desea el amigo, esto también lo quiere él.  Recibe, pues, un prudente consejo.

Quieres ser mejor que eres, lo sé, todos lo sabemos, todos queremos ser mejores de lo que somos; busca lo que es mejor que tú, para que por ello te hagas mejor de lo que eres” (Comentario a los Salmos: alabanza del poder y la providencia del Señor, 32, II, s 2, 15, v. 12).

7. El trabajo más feliz del mundo
ACI/EWTN Noticias difundió desde Washington, el 23 de noviembre 2011, la siguiente e interesante información:

“Un estudio de la Universidad de Chicago publicado por la revista Forbes mostró que el sacerdocio católico es el “trabajo” más feliz del mundo, seguido en segundo lugar por la labor de bombero.

El estudio mostró que las personas se sienten más satisfechas con labores que no coinciden necesariamente con el éxito económico, pero sí con el servicio y la entrega al prójimo.

Los diez trabajos más satisfactorios se completan con fisioterapeutas, escritores, instructores de educación especial, maestros, artistas, psicólogos, agentes financieros e ingenieros de operaciones.

En el lado opuesto se encuentran puestos de directivos con salarios elevados, pero menos trato humano.

De esta manera informó que los trabajos más insatisfactorios son director de tecnología de la información, director de ventas y marketing, productor / mánager, desarrollador web, técnico especialista, técnico electrónica, secretario jurídico, analista de soporte técnico, maquinista y gerente de marketing”.

CONCLUSIÓN:
CERTIFICO que, según la experiencia de los antiguos y los estudios modernos, el ser humano busca ser feliz y que la medida de la felicidad es el amor, el servicio y la entrega a los demás seres humanos: Cuanto más se ama, se sirve y entrega más feliz se es.

DOY FE, en Santiago de los Caballeros a los veinticuatro  días del mes de enero del año del Señor 2012.

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