Courageous, que es el título original, es un filme impactante en la primera secuencia. Luego nos deparamos con un discurso bastante explícito de la Iglesia Bautista. Esa explicitez produce prejuicio muy visible ante una obra artística cuya insistencia -muy marcada por pasar un mensaje, sea de la orientación ideológica que sea- termina por alejar a quienes son los más necesitados del mismo.
Los entendidos en el arte de pasar un mensaje, dicen que primero tienes que ver cómo es un malo para entender por qué alguien se hace bueno.
Pero el filme no tiene más pretensión que ser una obra de sensible corte cristiano, sin nunca querer entrar en profundidad con el tema elegido: policías cristianos enfrentados a la violencia y la corrupción en una ciudad norteamericana. Se queda en ofrecer apenas un mensaje religioso de solidaridad y superación de las dificultades mediante la fe en Dios.
Creo que la reflexión que manda el mundo de hoy es que muchas personas suelen quedar presas a sus creencias religiosas y terminan por crear un muro. No “confían” en nadie que no sea de su congregación (y si extrapolamos, “nadie que no sea de mi partido o de mi ideología puede ser confiable”).
Sin embargo, está visto que la realidad traza el camino de vivir en sociedad; queriéndolo o no cada quien tendrá que convivir con los demás y tendrá que amar a su prójimo como a sí mismo, independientemente de cualquier consideración por aquello de que ante Dios todos somos iguales.
Entonces, ¿por qué levantar ese muro? Siempre he creído que todos tenemos fallas pero que podemos y debemos superarlas. En el caso de la religión esta persigue transformar tu vida por la fuerza del amor a Dios y –agrego- a la familia.
Por demás, creo que es un filme que llena su cometido dirigido a un sector de la población. Se podría decir que es un filme ‘religioso’ como si fuera un subgénero, pienso que no se debe categorizar con géneros cinematográficos inexistentes.
