«Thatchermanía» en Londres: la película de Streep aviva el debate

Antes, mucho antes de que se pudiera ver el tráiler del biopic, ya se podían escuchar fuertes críticas o grandes…

Antes, mucho antes de que se pudiera ver el tráiler del biopic, ya se podían escuchar fuertes críticas o grandes elogios. Y no es de extrañar, pues la figura de Margaret Thatcher, que en la actualidad tiene 86 años y vive retirada desde que padece senilidad, sigue dividiendo al país todavía hoy.

La película, que hoy vive su estreno europeo en Londres, seguramente hará que los cines de la isla se llenen durante las próximas semanas. Y tampoco sería una sorpresa que la actriz Meryl Streep, de 62 años, volviese a levantar un Oscar por este papel. El diario «The Times» ya coloca a «The Iron Lady» («La dama de hierro») en el primer puesto de lista de las películas que hay que ver en 2012.

Hasta la fecha tan sólo han podido ver la película algunos periodistas y, aunque los británicos van a poder formarse su propia opinión de la cinta en breve, el debate seguramente proseguirá por la misma línea por la que discurrió hasta ahora: los que odian y los que adoran a Thatcher. Numerosas personas, que afirman ser conocedoras de la Dama de Hierro, profundamente conservadora, se han pronunciado sobre la película de la primera y única mujer que ha gobernado hasta ahora Reino Unido.

Entre los elementos que más controversia han suscitado figura el hecho de que Thatcher aparece como una mujer frágil, gravemente afectada por la demencia senil, que sigue conversando con su marido, fallecido hace tiempo. Su propia hija le tiene que recordar que ya no es primera ministra. Como flashbacks se muestran la llegada al poder y su caída.

«Esa no es la Margaret Thatcher que yo conocí», afirma consternado Norman Tebbit, correligionario tory y ex miembro del gabinete y compañero durante años de Thatcher, en el diario conservador «The Telegraph».

«No sé con quienes hablaron los creadores de la película de Meryl Streep». Seguro que no con sus las personas que estuvieron más cercanas a la primera ministra, que vivió entre 1979 y 1990 en el número 10 de Downing Street, añadió. «Mi experiencia es que ella no fue jamás ni mínimamente histérica, demasiado emocional, ni que reaccionase de forma exagerada como Meryl Streep la retrata». Algunos diputados torys incluso exigieron un debate en el Parlamento sobre «el gusto y el respeto».

Para otros el retrato de la primera ministra es amable e inofensivo. «La Thatcher de Streep no tiene nada que ver con la mujer con la que aprendía a tener miedo», afirma el crítico Kevin Maher en el diario «The Times». Ella, continuó, es una figura de una «pesadilla», pero que en la película no aparezca así no extraña. «Se trata probablemente de ese estatus medio mítico que Thatcher ha recibido desde que dejó la vida política».

Y otro de los puntos de controversia es también el hecho de que la directora británica Phyllida Lloyd no quisiera, tal como ella mismo dijo, mostrar la gestión de Thatcher, desde su política para acabar con el poder de los sindicatos, hasta la mano dura empleada en la guerra de las Malvinas o su acercamiento a Estados Unidos. En lugar de ello, explicó Lloyd, quiso mostrar qué precio tienen que pagar las personas por el poder. Además, otros de los temas importantes de la película es la posición de las mujeres en un mundo dominado por hombres.

También Streep ha señalado que no le importaba tanto el aspecto político como la personalidad de Thatcher. Y aunque asegura ser una persona de pensamiento profundamente liberal, admira a Thatcher desde que hizo la película. «Intento acercarme al detalle con tanto fervor, con tanta pasión y detalle como Lady Thatcher lo hacía con su trabajo», dijo la actriz durante el rodaje. «Confío en tener tanta capacidad de aguante como ella», añadió.

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