BAGDAD — El gobierno chií en Irak demandó el domingo a las autoridades en la región semiautónoma curda que entreguen al principal funcionario suní para que enfrente cargos de terrorismo, lo que ha elevado la temperatura en una crisis política que está agudizando las tensiones sectarias en el país.
El vicepresidente Tariq al-Hashemi viajó a la zona curda norte en diciembre justo cuando las últimas tropas estadounidenses abandonaban el país y se levantaban cargos en su contra.
El gobierno lo acusa de haber dirigido el grupo que asesinó funcionarios gubernamentales y de seguridad hace años, acusaciones que él refuta. Compañeros suníes que conformaban la clase política bajo el mando de Saddam Hussein, ven los cargos como parte de un esfuerzo para hacerlo a un lado.
La crisis política resultante ha sido acompañada por un incremento en ataques suicidas y con autos bomba en contra de chiíes que han cobrado decenas de vidas en semanas recientes.
Un portavoz judicial curdo, Dadyar Hameed, dijo que las autoridades recibieron el domingo la petición de Bagdad para entregar a al-Hashemi y sus 14 asociados.
Aunque la región curda es parte de Irak, goza de una considerable autonomía. Los curdos tienen su propia fuerza de seguridad y la policía que está bajo el control del primer ministro iraquí Nuri al-Maliki no opera en la zona.
Mientras al-Hashemi se mantenga como invitado de su jefe, el presidente curdo iraquí Jalal Talabani, está propiamente fuera del alcance de Bagdad.
Hameed declinó a decir si los kurdos cumplirían la petición del Ministerio del Interior, argumentando la delicadeza del asunto.
Un importante funcionario del Ministerio del Interior de la región curda fue menos diplomático.
«No somos policías bajo las órdenes de al-Maliki para entregar a al-Hashemi», dijo. Habló bajo condición de guardar el anonimato porque no estaba autorizado para hablar sobre el asunto públicamente.
Poco después de que fuera emitida la orden de arresto en diciembre, la televisión estatal transmitió lo que según ellos eran las confesiones de hombres que dijeron que trabajaban como guardaespaldas de al-Hashemi. Los hombres dijeron que mataron a funcionarios de la policía de Bagdad y funcionarios en los ministerios de salud y de asuntos exteriores a cambio de pagos por parte de al-Hashemi.
