Los fantasmas de Scrooge (y 3)

Recordemos que en la segunda entrega, el Espíritu de la Navidad Pasada, avanzando en el tiempo, conduce a Scrooge a un jardín donde,…

Recordemos que en la segunda entrega, el Espíritu de la Navidad Pasada, avanzando en el tiempo, conduce a Scrooge a un jardín donde, ya joven, se ve acompañado de una dama que llora, al rechazar su petición de matrimonio debido a que él ama al dinero sobre todas las cosas, recordándole que fueron felices cuando eran pobres siendo novios. Más tarde, la mujer casó, tuvo hijos, y las escenas de afecto de esa familia contristaron a Scrooge, pide al espíritu que lo lleve a su casa y así lo hace, pero ya en ella, se le aparece el Espíritu de la Navidad Presente, quien lo hace caminar por una calle donde hay un alegre ajetreo navideño, la gente se veía feliz; visitan la humilde casa de Bob Cratchit, el empleado de Scrooge, y éste se extraña de que toda esa la familia, con cinco hijos, y siendo pobre esté feliz celebrando la Navidad cenando, y el espíritu le responde que eso es posible porque en ella hay amor; entonces Scrooge escucha a su empleado agradecerle a él esa cena de Navidad y en su nombre brindaron.

Luego, el espíritu y Scrooge visitan la casa de su sobrino y lo escucha riéndose de él porque piensa que la Navidad es una mentira, comentando que su riqueza no le sirve de nada, sólo disfruta contando dinero. Por primera vez Scrooge manifiesta preocupación por su modo de ser y después de un recorrido por el mundo viendo felicidad en gente enferma y pobre, el espíritu lo dejó en su cama y desapareció. Un poco más tarde, vio al tercer espíritu flotando en su cuarto, vestido de negro, silencioso, Scrooge lo sigue al verlo salir por la puerta, pasaron frente a la oficina de aquél, donde escuchan a tres hombres que hacen negocios con él condolerse de su soledad, de no tener amigos. Siguieron caminando hasta llegar a la casa de Bob Cratchit, el empleado de Scrooge.

Veamos, amigo lector, cómo termina este cuento encantador:

Narrador – El Espíritu condujo a Scrooge hacia el dormitorio. Allí se encontraba el Sr. Bob Cratchit sentado al costado de la cama de su hijo. El niño estaba muy enfermo.

Scrooge – ¿Por qué está llorando? La última vez que estuve aquí estaban tan felices.

Narrador – El niño se encontraba dormido, pero estaba más delgado y muy pálido. La Sra. Cratchit entró a la habitación.

Sra. Cratchit – Querido, ¿qué vamos a hacer? ¿Le pediste ayuda al Sr. Scrooge?

Bob Cratchit – Sí, pero no puede ayudarnos. Pero su sobrino nos ayudará.

Sra. Cratchit – Espero que no sea demasiado tarde. ¿Qué haremos sin nuestro hijo?

Scrooge – ¿Por qué? Dime qué le sucede al pequeño. ¿Acaso, va a morir? ¿Qué puedo hacer para ayudarlo? Por favor, ¡dime!

Narrador – El Espíritu no respondió. Después todo se tornó oscuro y Scrooge apareció en un lugar frío y neblinoso.

Scrooge – ¿Dónde estamos? ¡Esto es un cementerio! ¿Por qué me trajiste a este lugar?

Narrador – El Espíritu le mostró a Scrooge una tumba.

Scrooge – Antes de que me acerque a esa tumba, dime algo… ¿es la imagen de lo que será?, ¿o solamente la imagen de lo que puede ser?

Narrador – El Espíritu no respondió. Entonces Scrooge se acercó a observar la tumba. Y allí grabado, estaba el nombre: Ebenezer Scrooge. Entonces Scrooge cayó de rodillas.

Scrooge – ¡No! ¡No! Espíritu, escúchame! He cambiado! ¿Por qué me muestras todo esto si ya he perdido toda esperanza? Por favor, dime que puedo cambiar todo lo que me has mostrado. Honraré la Navidad en mi corazón. Viviré en el pasado, en el presente, y en el futuro. No olvidaré las lecciones que todos los espíritus me han enseñado. Oh, por favor, dime que puedo borrar mi nombre de esa tumba.

Narrador – Angustiado, tomó la mano del Espíritu, pero éste la rechazó y Scrooge despertó en su cama.

Scrooge – ¡Oh, gracias! Me han concedido otra oportunidad. No sé qué día es hoy, o cuánto tiempo he estado con los Espíritus. Me siento como un niño, pero no me importa. ¡Quiero ser de nuevo un niño!

Narrador – Entonces escuchó que sonaban las campanas de la iglesia. Luego vio a un niño en la calle y gritó.

Scrooge – ¡Oh, qué maravilloso! ¡Oye tú! ¡A ti! ¿Qué día es hoy?

Niño1 – Es Navidad, señor. La mañana de Navidad.

Scrooge – ¡Muy bien! No la he perdido.

Narrador – Entonces sacó una bolsa de dinero, y llenó de monedas la mano del niño.

Scrooge – Hay un pavo grande y jugoso en la carnicería que está al final de la calle. Cómpralo y llévalo a la casa de Bob Cratchit.

Niño1 – Pero, señor, esto es mucho dinero.

Scrooge – Quédate con el vuelto. Apúrate. Los Cratchit tienen hambre.

Niño1 – ¡Sí, señor!

Scrooge – ¡Oh! ¡Niño!

Niño1 – ¿Dígame, señor?

Scrooge – ¡Qué tengas una feliz Navidad!

Niño1 – Gracias, señor. Que usted también tenga una feliz Navidad.

Narrador – Scrooge ahora vestido con su mejor ropa, se dirigió hacia la casa de su sobrino. Se sentía realmente feliz y emocionado. Saludaba a todos en la calle y los trataba con amabilidad.

Scrooge – Niño, toma este dinero y ve a comprarte dulces de Navidad.

Niño2 – Gracias, señor.

Scrooge – Feliz Navidad.

Narrador – Cuando Scrooge llegó a la casa de su sobrino, éste se sorprendió al verlo.

Sobrino de Scrooge – ¡Tío estoy feliz de verte! Me alegra que hayas cambiado de opinión acerca de la cena de Navidad. Ven a celebrar con nosotros.

Scrooge – Sí, gracias por aceptarme.

Narrador – La esposa de su sobrino colocó un plato extra en la mesa.

Esposa del sobrino – Estamos felices de tenerlo aquí. Ha llegado justo a tiempo para el pavo.

Narrador – Después de la cena, Scrooge dijo algunas palabras.

Scrooge – Gracias. Nunca había comido una cena tan deliciosa. Pero ahora tengo que irme, tengo otras cosas que hacer, y gente que visitar.

Narrador – Y Scrooge enfiló hacia la casa de Bob Cratchit. La Sra. Cratchit abrió la puerta, no podía creer lo que veía: el Sr. Scrooge parado frente a ella.
Sra. Cratchit – ¡Oh, Sr. Scrooge! ¡Qué sorpresa! Quiero agradecerle por el maravilloso pavo que nos envió.

Scrooge – Fue un placer para mí.

Bob Cratchit – Mr. Scrooge, entre por favor.

Scrooge – Cratchit, has trabajado largas horas por muchos años sin quejarte. Te subiré el sueldo y también te ayudaré a sostener a tu familia.

Bob Cratchit – ¡Oh gracias, Sr. Scrooge! Usted es tan generoso.

Scrooge – ¡Feliz Navidad!

Narrador – Scrooge hizo más de lo que dijo que haría. Cuidó a Tiny Tim como si fuera su segundo padre. Algunos se reían al ver cómo había cambiado, pero no le importaba. Scrooge nunca volvió a ver a los Espíritus, pero tenía muchos amigos y estaba muy cerca de su familia. Y cada vez que comía con sus amigos y con su familia, decía…

Scrooge – Que Dios nos bendiga. Que Dios bendiga a cada uno de nosotros.
Comentarios críticos

Francis Jeffrey, Lord Jeffrey [(1773–1850); juez y crítico literario escocés), carta a Dickens, ([2], p.1266):

Caigan bendiciones sobre vuestro corazón bondadoso. Podéis consideraros dichoso, pues que podéis estar seguro de que con esta publicación habéis hecho más bien, habéis alentado más buenos sentimientos y hecho nacer más actos positivos de caridad que los que pueden atribuirse a todos los púlpitos y confesonarios de la Cristiandad desde la Navidad de 1842.

Gilbert K. Chesterton [(1874–1936); escritor inglés; [2], p.1267]:

Sueño filantrópico, pesadilla gozosa, en que las escenas surgen y desaparecen por arte mágico y se suceden mezcladas como las imágenes en un álbum de recortes. Pero, del comienzo al fin, persiste un constante estado de alma, un estado de bienaventuranza ruidosa y un deseo vehemente de rostros humanos”.

CarolCS ([3]; febrero 2, 2011):

Muy lindo cuento que intenta, y lo logra, inspirar valores . Si bien está escrito de manera muy sencilla tiene gran valor debido no solo a un contenido moral sino también por la magnífica forma en la que nos permite reflexionar (gracias a los tres fantasmas) sobre lo que realmente importa en la vida. En definitiva, es un libro con el que aprendes mientras te diviertes. NO hay que olvidar, claro, que estamos frente a un gran clásico.

FUENTES:

[1] http://www.cuentosparachicos.com/ESP/teatro/Scrooge1.htm.
[2] Charles Dickens; OBRAS COMPLETAS, Tomo I: Editora Aguilar, Madrid, España, 1960.
[3] http://www.entrelectores.com/libro/1451.cancion-de-navidad-charles-dickens.

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