Honestidad, un valor de mucho peso

La honestidad es una cualidad de calidad humana que consiste en comportarse y expresarse con coherencia y sinceridad (decir la verdad), de acuerdo con los valores de verdad y de justicia.

La honestidad es una cualidad de calidad humana que consiste en comportarse y expresarse con coherencia y sinceridad (decir la verdad), de acuerdo con los valores de verdad y de justicia. Se trata de vivir de acuerdo a como se piensa y se siente. En su sentido más evidente, la honestidad puede entenderse como el simple respeto a la verdad en relación con el mundo, los hechos y las personas; en otros sentidos, la honestidad también implica la relación entre el sujeto y los demás, y del sujeto consigo mismo.

¿Cómo se cultiva este valor? Como la mayoría de las virtudes conviene desarrollarla y ejercitarla en armonía con las demás. Cuanto más se ejercita, más se convierte en una disposición afincada. Pero hay una respuesta rápida que se puede dar en tres palabras: tomarla en serio.

Se debe reconocer que la honestidad es una condición fundamental para las relaciones humanas, para la amistad, para la auténtica vida comunitaria. Pero se debe tomar en serio por sí misma, no “como la política más conveniente”.Conviene concentrarse en lo que importa de verdad, la clase de persona que uno es, y la clase de persona que uno quiere ser. No hay medias tintas con la honestidad.

Se debe practicar a diario
La honestidad puede convertirse en un valor que se viva cotidianamente con su entorno, tratando de no perjudicar o herir susceptibilidades, lo cual se puede dar cuando les atribuimos defectos que otros no tienen o juzgando con ligereza su actuar; incluso, evitando sacar provecho u obtener algún beneficio a costa de sus debilidades o de su ignorancia; procurar no apropiarnos de aquella información importante para la empresa en que trabajamos, o de aquel problema que nos ha confiado nuestro paciente o cliente que ha solicitado nuestra ayuda.

Es recomendable tratar de no generar discordia y malos entendidos, cuidándonos con firmeza del grave error que se comete al calumniar y difamar a quienes no están presentes; devolviendo con oportunidad las cosas que no nos pertenecen y restituyendo todo aquello que de manera involuntaria o por des cuido hayamos dañado.

Si realmente pretendemos ser honestos, debemos empezar por enfrentar y asumir con valor nuestros defectos, buscando aquella manera que resulte más eficaz para superarlos, llevando a cabo acciones que mejoren todo aquello que nos puede afectar. Ello supone aprender a rectificar a tiempo ante un error y cumplir con nuestras labores grandes y pequeñas sin hacer distinción.

Valor clave en los niños
La honestidad constituye uno de los valores más importantes en la formación de la personalidad del niño, al ser la base de relaciones personales en las que la proyección hacia el otro implica un afecto personal desinteresado, y un respeto que se fortalece a través de las mismas interelaciones.

Para desarrollar la honestidad en el niño es preciso formar nociones, conocimientos, habilidades, vivencias, sentimientos, que los preparen para una conducta honesta.

Por su propio desarrollo evolutivo el niño, en su primera infancia, cree que todo le pertenece, que todo gira en torno a él, que todos los objetos del mundo circundante son suyos, así como que se aprueben todas sus acciones para obtenerlos. Este egocentrismo inicial va cediendo poco a poco a comportamientos más socializados, que lo obligan a no mentir, a no utilizar medios inadecuados para obtener lo que quiere. Es por eso que en la formación de una cultura de paz la honestidad se convierte en un pilar de la misma.

El saber qué se puede o no se puede hacer, y qué conducta es buena, es un aspecto fundamental en el desarrollo de la honestidad. Reflexionar con los niños por qué un comportamiento honesto logra buenos amigos y reconocimiento moral, es esencial para desarrollar este valor en ellos.

Esforzarse por hacer algo útil en beneficio de los demás, sin esperar recompensa y solo por el hecho de hacerlo es importante para estos fines.

Como se destaca, la honestidad es un valor o concepto general que engloba otros más específicos, como es el respetar a los demás, no apropiarse de lo ajeno, ser sincero en las relaciones, no mentir, decir siempre la verdad.

Es una cualidad bastante abstracta de comprender para un niño en la primera infancia, y que solo mediante comportamientos particulares logra poco a poco consolidarse como un valor general

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