De policías barrigones

Puede que la gente antes tenía razón: “Viena es una loca-compulsiva de la balanza. Se pesa tres veces al día…

Puede que la gente antes tenía razón: “Viena es una loca-compulsiva de la balanza. Se pesa tres veces al día y nunca está demasiado flaca”. Pero ya eso pasó: me moché el estómago y la enorme mitad que me sacaron –sí, porque eso era casi una criatura diabólica- por el amor que le tengo a los animales, pedí que se lo echaran a los perros.
No era mentira, para mí ser gorda era un poco menos que una maldición. “¿Y no te conseguiste una novia en la fiesta?”, una vez le pregunté a un amigo. “No, no habían muchas mujeres… Había solo como tres mujeres y dos gordas”, me respondió como si las dos gordas más que ser mujeres eran especímenes galácticos.  Después de eso, para mí, todo estaba claro: ser gorda era ser un punto de referencia, y yo no quería serlo. Pero bien, ahora no puedo pretender que la gente mire al mundo con “el ojo flaco”.

Sin embargo, peor que ser gorda, peor que ser un punto de referencia es… tener policías barrigones. Todo al que le guste salir, debería de preocuparse por ese “fenómeno social”. Sobre todo, porque en este país solo falta que mientras te bañas y te enjabonas las axilas, te salga por la tubería de la ducha un ladrón pidiéndote “el jabón o tu vida”. Traducción: la delincuencia está muy fuerte, y un policía con un barrigón no puede proteger a la sociedad del mal y, ojo, aquí a muchos policías le cuelga la barriga como camisa ancha llevada por dentro de los pantalones.

“Mija, de por Dios, en este país el 80% de la sociedad tiene barriga», me dijo alguien; empero,  una cosa es ser una persona con barriga y otra un barrigón con persona. Díganme, cómo puede un policía con un barrigón que hasta se le abren los botones del uniforme caerle atrás a un «carterista», por ejemplo. No hay “tutia”. Desde ya, miro al policía barrigón como incapaz de cumplir su trabajo. No me fio… y yo que de ellos nunca me he fiado, si veo grasa cubierta de piel humana colgando, me fio menos. Es más, a todo el que le gusta salir y que puedo convencer de esta “observación social profunda”, les digo con empeño: Dile NO al barrigón policial. ¡Exijamos policías que puedan correr sin que esa manteca le obstaculice!  

Por el momento, sé que es una utopía, un sueño lejano, que lo logremos… pero déjenme soñar.

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¿Quién es Viena Divaluna?
Periodista-bailadora acusada de ser «poco normal». Ni gorda ni flaca, pero más gorda que flaca. Y aunque adelgace para verse y parecer normal, nunca será normal porque esforzarse por ser normal no es normal: ¡es raro!  Puedes seguirla mediante su cuenta de Twitter: @VienaDivaluna.

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