Siempre se ha dicho que la producción de un artista es una fiel muestra de la sociedad en la cual éste se desenvuelve; a la cual se debe. En los últimos años la «señora violencia» ha azotado de manera abismal a miles y miles de ciudades alrededor del mundo. A todo esto los artistas no se han hecho de la vista gorda.
Un ejemplo de esto es el pintor iraquí Ahmed Alsoudeni, quien ha retratado con colores vivos las atrocidades de la guerra. «No hago pinturas de guerra, sino pinturas sobre la guerra. Quiero retratar los efectos del conflicto sobre la gente», afirma el artista.
En estas obras no hay batallas ni momentos emblemáticos. Entre imágenes de devastación y violencia, sólo existen unos personajes que oscilan entre lo humano y lo grotesco, experimentan miedo y agonía.
No hay batallas ni momentos emblemáticos. Sólo miedo y agonía. La serie de pinturas expuestas en la galería Haunch of Venison de Londres se detienen en la complejidad de la guerra, las atrocidades físicas y psicológicas. Alsoudeni está más interesado en retratar los efectos del conflicto sobre la gente que vive en esas circunstancias.
En los cuadros, llenos de actividad y color, hay objetos mezclados, informes, cilíndricos y rosáceos que representan vísceras.
Entre lo humano y lo grotesco. Esta temática no es una novedad. Desde siempre los artistas han manifestado sus puntos de vista al respecto.»Los desastres de la guerra» de Goya, «El Guernica» de Pablo Picasso, «La libertad guiando al pueblo» de Delacroix, «La balsa de la medusa» de Géricault, las obras de los expresionistas Max Beckmann y George Grosz y del colombiano Fernando Botero son un claro ejemplo de ello.
Las escenas las protagonizan figuras deformes, casi bestiales, retorciéndose en paisajes surrealistas y de tonos vivos.
