MEXICO— Un extraño caso de abuso policial ha ocupado lugares destacados en la prensa y los sitios de internet en México. Y es que el abuso no es atribuible a los agentes, sino a un par de ciudadanas.
Dos mujeres —estrella efímera de un programa de realidad simulada y otra que ganó un concurso estatal de belleza— empujaron, abofetearon e insultaron a un agente, en un hecho que fue grabado en vídeo, ha capturado la atención de muchos mexicanos y ha provocado un debate sobre tácticas policiales, género y asuntos de clase social.
Casi una semana después del incidente, una de las mujeres fue detenida el viernes y acusada de resistencia e insultos a la autoridad, y de discriminación. La mujer fue liberada, debido a que los cargos no son considerados serios. La otra mujer era buscada.
Grabaciones de la confrontación nocturna ocurrida el 20 de agosto en el acaudalado barrio de Polanco, en la capital mexicana, se convirtieron en un éxito en las redes sociales de internet y en los sitios de compartición de vídeo, desatando la frustración de los mexicanos, lo mismo ante la arrogancia de las personas acaudaladas, como ante la ineptitud policíaca.
Las dos mujeres, que profieren palabras soeces a los gritos, han sido apodadas irónicamente, «Las Ladies de Polanco».
Tras ser detenidas por la policía debido a que supuestamente una de ellas conducía un vehículo en forma errática, las dos mujeres se engarzaron en una reyerta prolongada en la cual la policía no emprendió medidas para evitar la agresión y les permitió retirarse.
La mujer detenida es Azalia Ojeda, quien participó en dos emisiones del programa Big Brother. A raíz de esa participación, Ojeda editó un disco como cantante y trabajó en otros diversos programas de televisión.
Ojeda hizo una declaración pública disculpándose por su comportamiento y pagó una multa de 1.796 pesos (144 dólares) por faltas administrativas.
La otra mujer, ganadora de un concurso de belleza estatal en el estado central de Puebla e identificada como María Vanessa Polo Cajica, se escucha en el vídeo mientras blande su mano en la cara del policía, profiere insultos contra su madre y lo llama despectivamente «asalariado», acompañando la palabra con un par de términos malsonantes.
En un país donde la mayoría de la policía local es morena y mal pagada (los salarios mensuales de policías locales a nivel nacional promedian 4.000 pesos, es decir, algo más de 300 dólares), ver a una mujer de tez clara y mejor posición económica insultándolo con algunas de las peores palabras en el léxico mexicano causa enojo.
Manuel Mondragón, secretario de Seguridad Pública de la capital, dijo que los policías esperaban refuerzos femeninos para detener a las mujeres, ya que los agentes hombres sólo tienen la autoridad de detener a una mujer en el caso de que la seguridad de alguien esté en peligro.
Pero era claro que Mondragón estaba más preocupado por un posible escándalo si la mujer acusaba de abuso sexual al policía. Es preferible que el agente haya actuado como lo hizo, que aparecer en el periódico, dijo Mondragón.
Guadalupe Loaeza, prominente escritora que ha hecho crónicas de la vida de las mujeres acaudaladas en su libro de 1988 «Las reinas de Polanco», dijo que aunque las mujeres de su libro son egoístas, superficiales y arrogantes, no eran unas «arribistas sociales», como este par.
