Alimentación y cáncer

Hasta hace poco resultaba difícil establecer una relación entre alimentación y cáncer. Los diferentes estudios no demostraban de forma clara, ni el grado de relación, ni el momento del desarrollo tumoral en el que intervenían algunos alimentos.

Hasta hace poco resultaba difícil establecer una relación entre alimentación y cáncer. Los diferentes estudios no demostraban de forma clara, ni el grado de relación, ni el momento del desarrollo tumoral en el que intervenían algunos alimentos.

Sin embargo, son tantos los estudios realizados y tan amplia la información en ellos recogida, que al estudiar el problema desde una perspectiva integral los resultados son más que convincentes.

Expertos y científicos de Naciones Unidas, en concreto de dos de sus organismos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la FAO, institución de la entidad para la Agricultura y la Alimentación, han emitido un informe con serias advertencias sobre posibles sustancias cancerígenas en algunos productos de consumo humano.

Entre estos tóxicos figura la acrilamida, una sustancia contaminante que está presente en alimentos de consumo diario, tales como las papas fritas, productos de bollería, diversas clases de harinas y otros con alto grado de hidratos de carbono. La acrilamida se forma de manera natural cuando los alimentos bajos en proteínas se cocinan a altas temperaturas, con el consiguiente añadido de grasas saturadas perjudiciales para la salud.

De acuerdo con la nutricionista Soledad Mateo es muy difícil determinar cuáles alimentos pueden provocar cáncer y cuáles no, pues muchas sustancias que se utilizan para saborizar y conservar los alimentos pueden desencadenar la enfermedad.

“Otro punto negativo, son los  pesticidas usados para el control en la agricultura,  que tienen efectos cancerígenos.  En muchos casos no es posible eliminar los residuos presentes en los alimentos, especialmente en los vegetales, ya que provienen del suelo de cultivo”, comenta la experta

Saber elegir

Es sabido que no hay una dieta única, capaz de satisfacer las necesidades de cualquier ser humano, sino que cada individuo deberá elegir los componentes nutricionales que respondan a su edad, condición de salud y actividades.

Sin embargo, hay ciertas normas generales, universales, que orientan las elecciones de cualquier persona, salvo en casos de particulares patologías o intolerancias.

Según el nutricionista Richard Marine el ser humano debe llevar una dieta lo más natural posible que incluya  víveres, sardinas, harina de maíz, leche de soya y tratar de eliminar las carnes rojas, que se ha comprobado perjudican a la salud.

De acuerdo con otros expertos no se debe  olvidar incorporar una buena cantidad de vegetales (verduras, frutas, cereales, etc.), lo que  puede reducir el riesgo de cáncer de colon.

En el caso opuesto, una dieta con carencia de fibra y con exceso de otros componentes nutricionales, en especial las grasas, favorecería no sólo alteraciones intestinales sino también en el páncreas.

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