En muchas ocasiones he compartido con embajadores: el México de siempre, por supuesto; Venezuela con Chávez; Cuba revolucionaria, claro; Haití sin Baby Doc; el Brasil de Lula; Argentina desde Malvinas; Ecuador cuando Roldós; Nicaragua sin Somoza; Panamá desde Torrijos.
Y agrego Francia, España, Japón y China verdadera. Siempre me han invitado para hablarme de su país, no para meter la cuchara en el nuestro, como le permiten al de Estados Unidos todos estos políticos y funcionarios rastreros, sin pudor y sin vergüenza. Entonces, ¿de qué diablos se quejan?