El puesto le queda grande

Mis reflexiones críticas de la semana pasada sobre el proyecto marca ciudad inquietaron a algunos amigos que las entendieron como rechazo a los esfuerzos del Clúster turístico de Santo Domingo, lo que no tiene sentido porque la empresa de comunicación

Mis reflexiones críticas de la semana pasada sobre el proyecto marca ciudad inquietaron a algunos amigos que las entendieron como rechazo a los esfuerzos del Clúster turístico de Santo Domingo, lo que no tiene sentido porque la empresa de comunicación que dirijo ha colaborado sistemáticamente con los proyectos del Clúster cada vez que ha tenido oportunidad y tiene un acuerdo de colaboración para ocuparse del programa de prensa del lanzamiento de la “marca ciudad”.

La empresa para la que trabajo, en una actitud poco usual en nuestro medio, ha dedicado en los últimos tres años recursos que suman alrededor del 10% de su facturación para respaldar proyectos institucionales de gran interés para el desarrollo del turismo, de diferente naturaleza, similares al que está en marcha para apoyar el Clúster de Santo Domingo en el lanzamiento de “marca ciudad”. Pero este afán de responsabilidad social no es una renuncia a expresar a través de mis artículos o en conferencias, mis observaciones críticas.

No siempre pueden expresarse las inquietudes y cuestionamientos que acompañan a un profesional en mi posición compartida de periodista y dirigente de una empresa de comunicación, situación muy común en el ejercicio del periodismo, en que los intereses empresariales limitan el campo crítico.

Pero es frecuente que la función periodística se coloque por delante de la obligación de un dirigente de empresa a tener presente su responsabilidad de asegurar la supervivencia de un ente productivo que también cumple un rol social. ¡Difícil posición!

Por esto, sin desconocer los aportes que hace el Clúster para empujar cuesta arriba la transformación de Santo Domingo en una atractiva ciudad turística, incluyendo el proyecto marca ciudad, no cometo falta al señalar que esto no es suficiente, porque no es la “marca ciudad” lo que transformará nuestra capital en una urbe limpia, verde, señalizada, con trasporte público organizado, con museos enfocados al turismo local e internacional, sin el exceso de ruidos, sin contaminación visual y con calles seguras para los visitantes.

Nuestro hermoso malecón es una vergüenza (sucio, oscuro y tomado por la prostitución), la calle El Conde está sucia y descuidada, y los turistas no tienen aceras por las que caminar ¿o no es eso lo que hacemos cuando visitamos Madrid o París, caminar, caminar…?
Ayer, el alcalde de Santo Domingo dijo que las ciudades se deben mercadear, pero olvidó la parte guión que dice que primero hay que limpiarlas, organizarlas y prepararlas para el turismo.

Esta parte del trabajo es la de Roberto Emérito Salcedo Gavilán, no del Clúster, pero él no lo sabe o quizás el puesto le queda grande.
Manuel Quiterio Cedeño es periodista

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