Gauss y Freud III

Mi artículo anterior sobre este tema alertaba sobre la paz barrial rota porque alguien se entere de la percepción de sí por el barrio. Entonces procurará enterarse de quién inventó el entretenimiento barrial en su perjuicio y tomará las medidas de

Mi artículo anterior sobre este tema alertaba sobre la paz barrial rota porque alguien se entere de la percepción de sí por el barrio. Entonces procurará enterarse de quién inventó el entretenimiento barrial en su perjuicio y tomará las medidas de represalia que tenga a su alcance.

Así, el chisme, deporte u otra cosa torna amigos en enemigos y puede dar origen a un proceso judicicial cuya extensión no es de fácil pronóstico ni su envergadura previsible.

Aunque hay asuntos de poca monta como críticas a vestimentas o peinados, acompañados de risas, burlas o sonrisas, su transmisión produciría difícilmente una escisión del grupo o la terminación de la amistad. Pero en casos realmente malsanos se divulgan cuestionamientos al honor de la persona, en la forma de difamación o injuria, tipificados como delitos en nuestro Código Criminal.

Según el art. 367.- “Difamación es la alegación o imputación de un hecho que ataca el honor o la consideración de la persona o del cuerpo al cual se imputa. Se califica de injuria cualquier expresión afrentosa, cualquier invectiva o término de desprecio que no encierre la imputación de un hecho preciso.”

Ese artículo conforma la base legal para que el chismeado pueda resarcir el honor mancillado por el chismoso, para lo cual, éste deberá seguir los procedimientos legales pertinentes al logro de sentencia de culpabilidad contra el detractor, primero y, posteriormente, otra para conseguir pago por el resarcimiento de las pérdidas económicas resultantes del chisme.

La primera con amparo en el art. 91 del Código Procesal Penal vigente que obliga a la fiscalía a “investigar los hechos punibles de acción pública, impedir que se lleven a cabo, completen o extiendan en sus efectos, individualizar a los autores y cómplices, reunir los elementos de prueba útiles para determinar la verdad sobre la ocurrencia de los hechos y ejercer las demás tareas que le asignan su ley orgánica y este código”.

La segunda con base en lo que más se parece al justo derecho universal del individuo. Nuestro Código de Procedimiento Civil, basado en uno de los más importantes principios de igualdad de la Revolución Francesa, que para quienes han sufrido daños o pérdidas por acciones ajenas, indica que la responsabilidad civil por el resarcimiento de daños a terceras personas debe siempre ser adjudicada por los tribunales al causante del daño o al propietario del bien que lo causa.

Este principio ha sustentado decisiones económicas en favor de víctimas cuyos presuntos autores hasta fueron exonerados como causantes del mal.

Así tiene la víctima del chisme una avenida adicional para la recepción de sentencia condenatoria contra el chismoso.
Marcos Taveras es consultor empresarial

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