El miércoles por la noche, fallecía en su casa de Holland Park, en Londres, uno de los artistas que más se interesó por redifinir la temática del desnudo, y que sin duda jugó, mientras vida tuvo, un papel clave en el arte del siglo XX: Lucian Freud.
Se dio a conocer en la escena internacional por sus controversiales sesiones de pintura, las cuales solían prolongarse por meses; además de la crudeza con que retrataba a sus modelos.
En una oportunidad manifestó: «Mis modelos me interesan en cuanto animales. Quiero usar, registrar y observar sus rasgos particulares. Quiero que la pintura sea carne». Y es que ante todo le gustaba pintar desnudos y capturar sus detalles: el pliegue y voluptuosidad de la carne, el color de las venas, una realidad exaltada al punto de parecer «grotesca».
Despues de todo, se trataba del pintor más importante de Gran Bretaña y uno de los más cotizados del mercado del arte. Tanto así, que luego de intensas negociaciones, en mayo de 2000, la reina Isabel II aceptó ser retratada por Lucian Freud. No fue fácil, pero ella decidió correr el riesgo. El resultado fue una pintura de 23 centímetros. Hoy en día es uno de los retratos más singulares y polémicos de la monarquía británica.
Tras el lecho de su muerte, su agente, William Aquavella dijo: «Freud vivió para pintar y pintó hasta el día de su muerte, lejos del ruido del mundo del arte».
Sobre el artista. Nació en Berlín en el 1922. Apenas Hitler asume el poder se radica en Inglaterra. Sus grabados y pinturas forman parte de la Tate Gallery, el MoMa de Nueva York y de la Galería Nacional de Arte Moderno de París.
Aquí te dejamos una muestra de las obras de este extraordinario maestro del pincel.
