Una semana de «ayuno de teléfono celular»

Ni para hablar o mandarse mensajitos. Para nada. Un grupo de estudiantes alemanes se sumergieron al llamado «ayuno de celular» para…

Ni para hablar o mandarse mensajitos. Para nada. Un grupo de estudiantes alemanes se sumergieron al llamado «ayuno de celular» para fomentar un uso más consciente de los omnipresentes aparatos, tal y como declaró el mentor de la iniciativa, Jürgen Putzer, de la asociación de padres del colegio Paul Pfinzing.

Para garantizar que de verdad ninguno de los participantes del experimento cayera en la tentación de enviar unas palabras, los teléfonos han sido guardados en un lugar inexpugnable, la caja fuerte del banco local.

«De lo que se trata es de dejar de usar el móvil de forma automática y de reflexionar sobre ello», explica Putzer. Los aparatos no abren solamente nuevas vías de comunicación; también modifican los patrones de conducta.

Así, hoy en día muchos jóvenes alemanes consideran la impuntualidad tan poco germana como algo normal y se disculpan con una corta llamada telefónica. «Si no puedo llamar, de entrada me veo obligado a ser puntual», describe Putzer las consecuencias que traerán aparejadas esta singular abstinencia.

La situación también cambiará en la vida familiar, predice el director del colegio, Georg Fleischer. El que no pueda mandar mensajitos durante la cena estará más dispuesto a entablar una charla.

El tema despertó acaloradas discusiones en el colegio y ocupó horas enteras de clase. Los 17 grupos del séptimo hasta el noveno grado tuvieron la libertad de decidir si tomaban parte en el proyecto. El resultado: 13 dijeron que sí.

«La mayoría estuvo de acuerdo con hacer la prueba», relata Helen Putzer, de 13 años. «Otros dicen que son tan adictos que no están dispuestos a prescindir del celular». Sólo dos de los alumnos de los séptimos grados no poseen celulares, mientras que muchos ya tienen modelos con acceso a Internet.

Tras mucho debatir, el grado de Helen se decidió a participar. Si consiguen aguantar sin celular toda la semana -con fin de semana incluido- les espera de recompensa un día de excursión. ¿Y tú? ¿Pudieras?

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