El circo que nunca falta en la alfombra roja de los Casandra

El sabor de una tayota sola, sin mezclar con ningún otro alimento, y la producción número 27 de los Casandra, hecha por René…

El sabor de una tayota sola, sin mezclar con ningún otro alimento, y la producción número 27 de los Casandra, hecha por René Brea y su equipo, tienen poca diferencia. Fue… un Casandra más. Al menos, así será recordado.

La alfombra roja, cubierta por la prensa desde el mismo Teatro Nacional, fue todo un caos. Demasiada prensa y poco espacio cercano al desfile. Fue prácticamente imposible obtener declaraciones de los artistas, e incluso, capturar imágenes de ellos.


Aunque en realidad, este año no hubo mucho circo. Pues, a la mayoría de las artistas y presentadoras les dio por ir maquilladas al natural, clásicas, sin mucho brillo ni swarosky – parece que Jorge Diep no metió mucho su mano-  con vestidos aparentemente sacados de sus armarios y el pelo recogido o suelto echado hacia un lado.

Claro, hay sus excepciones. Es más, tienen nombre: Giselle Mueses y Jatnna Tavarez, ambas parece que consultaron un catálogo de los años ochenta; Martha Heredia, nada raro en ella usar esos trajecitos que parece que se los confeccionó su tía para que vaya a los quince de una amiga; Toño Rosario, con lentes, corbata y otros atuendos de color rojo rabioso que no tenían nada que envidiarle a una salchicha de hot dog con líneas de catchup. La Materialista, con un peinado y vestido que dejaban claro su fanatismo por Lady Gaga; Mía Cepeda, la muestra de que los destellos del universo pueden existir en un vestido aquí en la tierra. Demasiado brillo. El exponente urbano Sensato, quien perdió toda la sensatez con un traje plateado que lo hacían ver a simple vista como un horno cromado; Massiel Taveras, que nada tenía que envidiarle a una florero de yeso con un vestido blanquísimo; Jandy Ventura, que dio a creer que su traje se lo confeccionó el mismo que viste a la banda El Recodo, con unos bordados tipo tejano; Magic Juan, que creemos que iba a jugar golf cuando le entregaron, quizás cinco minutos antes, la invitación. Y, la directora de arte Lynette Lora, que parece que tomó un papagayo prestado para ponérselo como moño, pero a ella “se le perdona” porque es conocida precisamente por su estilo estrafalario.

Daniela Espinal y Linnette Lora, en una foto subida a las redes sociales por la misma Linnette.

Contrarios a ellos, los mejores vestidos- según mis ojos, si quieren no les crean- fueron la ex Miss Universo Denise Quiñones y su novio, el actor Frank Perozo; Isaura Taveras, Iamdra Fermín, Sharmín Díaz, Joseíto Mateo, Pamela Sued, Héctor Acosta y su pareja, Dafne Guzmán en su primer vestido y la colombiana Nena Bernal, la más bonita, en un vestido gris de Magaly Tiburcio.

Pero como no solo por sus vestidos el público los sigue, hubo quienes fueron muy aclamados. ¿Sus nombres? Hony Estrella, la más aclamada al punto de que al unísono gritaban ¡Hony, Hony, Hony!; Jochy Santos, Secreto, Tito Swing, Jeancarlos Canela, Pitbull, Zoila Puello, aclamada como ¡Espíritu!, Miralba Ruiz y Luz García.

Para los que se quejan en sus casas cuando se les va la luz, su consuelo es que en la alfombra también se fue. Una muestra de que lo cotidiano de este país se vive en todos lados.  Y si de llevar lo cotidiano- y las exigencias al gobierno- a la alfombra se trata, “El Pachá” llegó en “pasola” y-  en su siempre afán de llamar la atención- se bajó los pantalones para enseñar unos cortos azules, y Toque Profundo no cerró su sombrilla amarilla con el 4% del PIB a favor de la educación del país.

Repetimos: no hubo mucho circo. Pero hubo.

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