No le responde a nadie. Su estilo es desenfadado. No viste saco y corbata. No usa su partido como trinchera. Ríe y sonríe con quien sea. No se ha falsificado. Visita todo el país, sin sorpresa para nadie. No se mete con fiscales y jueces. No calienta el sillón de su escritorio. No gobierna de promesa en promesa. No es retórico. Delega en otros. Gobierna con transparencia, sin misteriosa… (Luis Abinader se muestra como lo que es: un empleado público. No sabemos si hará una gestión exitosa, pues ahora es que falta mambo. Pero, mientras tanto, ha desmitificado la artificiosa solemnidad del empleo que ocupa. Y eso es bueno)

Posted in Fogaraté

Más de opiniones

Más leídas de opiniones

Las Más leídas