“¡Ay, Colombo, eso de que el Presidente de la República no debiera presidir el Consejo Nacional de Competitividad es un disparate!”. Quien me da el boche expone las razones: “En este país a la burocracia hay que acicatearla con espuela y fuete para que las cosas se hagan bien y en el tiempo justo…Muchas cosas importantes no se hacen si no las ordena el Presidente”. Y concluye: “Este Consejo pudo por fin empezar a funcionar, a los doce años de existencia, sólo cuando el Presidente le entró a mandarriazos a las barreras burocráticas”. (Lo peor es que mi reclamo de ayer se derrumbó porque todo eso es cierto).