Si no llueve es malo y si llueve, también. La tormenta tropical Beryl se debilitó y lo que nos llegó fueron sus remanentes, una onda tropical que, no obstante, fue suficiente para dejarnos el saldo habitual cuando tenemos algo de lluvia: inundaciones, vías intransitables, colapsos de viviendas, circuitos eléctricos averiados, crecidas de ríos, desplazados, y salida de servicio de acueductos, entre otras cosas. Afortunadamente, hasta el momento no se habían reportado desgracias personales. Es lamentable que un poco de lluvia nos deje tantos daños materiales, retrato de nuestra realidad como nación y en el caso presente es irónico porque el país experimentaba una pequeña sequía; hacía bastante tiempo que no llovía, por lo que estas lluvias debieron ser bien recibidas. ¡Fatalidad!

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