Por ley, semanalmente se ajustan los precios de los combustibles en función de la cotización internacional del petróleo. Puede haber quejas y descontento con los nuevos precios, pero estamos en general acostumbrados a eso. Otrora, antes de esa ley, no era así, sino que los precios de los combustibles eran una cuestión con gran componente político y subirlos requería valor y entereza, pues por eso podían desencadenarse disturbios y ruptura del orden nacional. En Haití, como se daba aquí otrora, se han producido violentos disturbios por alzas de precios de combustibles, pero se revocó la medida y siguieron, ahora con sospechoso carácter político, demandando renuncia del presidente. ¿Habrá empezado un nuevo periodo de inestabilidad política en Haití? Esperemos que no.