El comportamiento de los políticos de estos tiempos se torna raro. Se empeñan más en los propósitos particulares, sus ventajas y conveniencias tácticas, que en los principios fundamentales de sus organizaciones. Esa parece la lógica actual, y siendo así, la organización es un mero instrumento de catapulta en los propósitos de búsqueda o de mantenimiento en el poder. Se puede estar en un partido, pero la alianza conveniente podría ser con un sector de otro agrupamiento. Lo importante es que tal accionar sea redituable a la causa del grupo. Se ve con el proyecto que busca instituir una ley de partidos y parece que también ha ocurrido en la UASD. Las conveniencias grupales primero. El partido, ya veremos.

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