¿Las mentes preclaras del PLD, que se alojan en ilustres, dónde se han ido? Porque en el pasado no muy antiguo, aún después del fin de los días de Juan Bosch, sobrevivieron algunos señores no comprometidos con nadie que seguían con sus cabezas en sitio y no las habían hipotecado a ningún jefe. Hoy esa categoría parece perdida. Pasa lo mismo con las eminencias grises que ya nadie reconoce. No parece que los mandantes conserven alguna. Todos están subordinados a uno de los polos dominantes. Es como si hubiese llegado el fin de las luces en esa organización. Los asuntos se resuelven en atención a amarres convenientes o según el lugar de residencia del músculo más fuerte. Pobrecitos.

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