Fui víctima de una forma de abuso sexual infantil en una época en que este delito era tabú, no se denunciaba ni perseguía como ahora. Fue en el barrio de San Carlos, donde nací y de donde me mudé contando 9 años. Recuerdo mi terror y perturbación. Sentía que lo que había presenciado abusivamente era incorrecto, malo, pero no me atrevía a decirle a mi mamá. Lógico, aquello no era algo supuesto a ser manejado por una niña. Nunca olvidaré las imágenes. Cuatro ocasiones, dos hombres asquerosos. Tampoco las palabras de incitación, a las que respondí como podía hacerlo, inocentemente. Me pasó a mí y duele ver la frecuencia del ultraje a menores en nuestro país en menor o mayor grado. ¿Por qué?

Posted in Buen Oficio

Más de opiniones

Más leídas de opiniones

Las Más leídas