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Introducción

Mi primera intención era ofrecer un material en memoria de ese ser entrañable llamado madre, con motivo del Día de las Madres 2018.

Pero resulta que encontré materia para dos entregas. En verdad, son escritos de cuatro décadas pasadas de mi vida: los ’70, los ’80, los ‘90 y 2000. Echar este vistazo puede resultar interesante. A esos cuatro trabajos agregué un quinto sobre frases en torno a las madres de diferentes autores en diversas épocas.

En mi primera entrega ofrecí estas temáticas:

I. Frases de autores en torno a las madres. 10 frases.
II. Serenata a Mami Nena, escrito en 1973.
III. A las madres con cariño, escrito en la década de los ’80.
Hoy entregamos tres temas más.

IV
Madre de ayer, madre de hoy
Antes del último domingo de mayo, en muchos países e instituciones ya han celebrado el Día de las Madres. Nosotros, en cambio, lo acariciamos durante todo el mes y dejamos la gran celebración casi para el último día.

Antes de escribir esta cuartilla, una madre me dijo: “Supongo que escribirá ‘Un momento’ sobre el Día de la Madres. Pero no lo haga sobe la madre sufriente. Ya nos lo han dicho tantas veces”.
Entonces comencé así:

Antes de las promociones y ofertas de regalos de las grandes tiendas y almacenes, ya el Día de la Madres era noticia.
La mujer de hoy, igual que la mujer de ayer, desea, quiere ser madre. Ese deseo es un impulso de la naturaleza, una meta del corazón y un don de Dios.

La mujer de hoy, igual que la mujer de ayer, trabaja y aporta al hogar. Pero las condiciones modernas de trabajo son diferentes.
Ser madre, esposa y profesional u obrera al mismo tiempo es un reto para la mujer actual. Y no debe renunciar a ninguno de los tres polos. Su esfuerzo y su lucha deben ir orientados a que la sociedad moderna le ofrezca condiciones de vida para realizarse plenamente en esas tres dimensiones de ser mujer.
Felicidades a la mujer, a la esposa, a la profesional u obrera, a la madre de ayer, de hoy y de siempre.
Hasta mañana, si Dios, usted y yo lo queremos.
(Escrito en la década de los ’90)
Publicado en mi libro: “Más allá de un momento”, Pág. 151.
v
Madre y madres

1. El nombre de “madre” es evocador. Despierta en cada hijo una multitud de sentimientos, pensamientos, imágenes, recuerdos, difíciles de describir y diferentes en cada persona. Como el eco, la palabra “madre” resuena sin cesar en las profundidades del ser humano y su repetición siempre tendrá matices nuevos.
Normalmente, se atribuyen a la madre el amor, el afán, la ternura, la entrega, la abnegación, el sacrificio, la misericordia, el perdón y la fortaleza. Las madres son tiernas, pero no son débiles.

Se cuenta que un hijo, arrastrado por la ira, mató a su madre, le arrancó el corazón y salió corriendo con él entre las manos. Tropezó, cayó y el corazón rodó por tierra. Habló, entonces, el corazón. No recriminó al hijo ni le echó en cara su crimen, solo le dijo: ¿Te has hecho daño, hijo mío?

2. La larga historia del cosmos demuestra que uno de los más grandes y mejor terminados regalos de la creación y de la evolución a la humanidad es la madre. Es un fruto probado y experimentado.

La madre es clave para tener sujetos sanos y equilibrados, para fundamentar pueblos y naciones. Por muchos avances que hayamos logrado en los más diversos órdenes, sobre todo en las últimas décadas, la madre sigue siendo un punto de referencia indiscutible, que garantiza que no se pierda el rumbo de “lo humano” en medio de tantos cambios tecnológicos y culturales.

3. Una de las características de las madres es la fecundidad: comunican el ser. Son generosas, dan vida, la protegen y la defienden.

Por eso, con toda razón, se habla de “la madre tierra”, “la madre naturaleza” y “la madre patria”. También ellas son fecundas, generosas y dan vida. Aunque muchas veces se les maltrata y se les golpea, y se les hace daño, se recuperan y siguen, generosamente, dando frutos. Cuando se les arranca el corazón, sólo atinan a repetir, como toda madre: “¿Te has hecho daño, hijo mío?”. Porque cuando a una madre, a cualquiera de ellas, se le hiere el corazón, uno mismo tropieza, cae y se hace daño. Si no pregúnteselo a la “madre tierra”, “a la madre naturaleza”, o “a la madre patria”.

4. Otra característica de las madres es la espiritualidad, que va más allá de la mera comunicación del ser físico y
carnal.

Por eso, hay también “madres espirituales”. Son aquellas mujeres que, en su generosidad, manifiestan a otros, no nacidos de su sangre ni su carne, los atributos de una madre auténtica. También son ellas un hermoso regalo a la humanidad. Abundan “las madres espirituales”. Son más de las que normalmente se cree.

Entre ellas hay que colocar a las monjas, a las madres adoptivas, a las que trabajan con niños y jóvenes abandonados, a muchas maestras y a las que acogen, de alguna manera, a mucha gente, que cuidan y protegen con su cariño, su compañía y su consejo. La más conocida de las madres espirituales modernas es la Madre Teresa de Calcuta.

Las “madres espirituales” pueden dar seguimiento a muchos hijos al mismo tiempo. Así su fecundidad se multiplica, muchas veces, de manera increíble.

Entre los cristianos, hay una madre espiritual universal, que ocupa un lugar especial en su corazón: María, la Madre de Jesús, el Salvador de todos. Ella cobra un rostro y un nombre particular para cada pueblo. Entre los dominicanos, la identificamos, sobre todo, con el nombre de “Virgen de Altagracia”, “Madre espiritual del pueblo dominicano”, y la apodamos cariñosamente “Tatica”.

5. “Madre sólo hay una”, se suele decir; y es verdad:

– la madre que te dio el ser
– la madre tierra
– la madre naturaleza
– la madre patria
– la madre espiritual

6. Tan fuerte es el amor de madre, tan grande su dedicación, que cuando no actúa como es su ser se dice que “es una madre desnaturalizada”.

Solo el amor de Dios, que creó el corazón de la madre y es ella misma imagen y reflejo del amor divino, supera el amor de la madre. Por eso dice el mismo Dios de sí mismo en las Sagradas Escrituras: “Aunque tu madre te abandone, yo nunca te abandonaré”.

7. Ante la figura excelsa de las madres, brota desde lo más profundo de los hijos, un poema y una canción:
“Venid los moradores del campo y la ciudad
entonemos un himno de intenso amor filial
cantemos a las madres su ternura y su afán
y su noble atributo de abnegación sin par”.
(Don Ramón Emilio Jiménez).

Publicado en mi libro “Valores y
virtudes”, Págs. 85-88

VI
Otras frases de autores en torno a las madres
Tomadas de 12,500 frases célebres
Sandy Garib

1. Cualquier madre podría hacer el trabajo de varios controladores aéreos con facilidad. Lisa Alther (1944). Novelista estadounidense.

2. De todos los derechos de las mujeres, el más grandes es el de ser madre. Lin Yutang (1895-1976). Escritor chino-americano.
3. Delante de una mujer nunca olvides a tu madre. Constancio C. Vigil (1876-1954). Escritor uruguayo.

4. En un marido no hay más que un hombre; en una mujer casada hay un hombre, un padre, una madre y una mujer. Honoré de Balzac (1799-1850). Escritor francés.

5. Enséñame el rostro de tu madre, te diré quién eres. Khalil Gibran (1833-1931). Ensayista, novelista y pintor libanés.
6. Madres, en vuestras manos tenéis la salvación del mundo. León Tolstói (1828-1910). Escritor ruso.

7. Nunca hay más que un amor en la vida; el de la mujer que se ama. Sin dudas hay muchos amores posibles en el mundo, porque hay muchas mujeres, como hay muchas tierras y muchas madres. Pero el único amor es el nuestro; por eso nos parece mejor, porque es nuestro, como nuestra patria, como nuestra madre. Nadie las elige y siempre nos parece que la mejor, que la única posible es la nuestra. Jacinto Benavente (1866-1954). Dramaturgo y crítico español.

Conclusión

CERTIFICO que he querido entregar en mi trabajo “Las madres nos hacen pensar” escritos míos de diferentes épocas, como también frases de diferentes autores, precisamente para eso: para pensar, meditar o hablar sobre las madres.

DOY FE en Santiago de los Caballeros a los veintidós (22) días del mes de mayo del año del Señor dos mil dieciocho (2018).

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