Es humano ver los errores personales como deslices y los ajenos como horrores, pero esa “natural” contracción de las pupilas es realmente estrechez de la conciencia. El amor cubre multitudes de faltas, no critica ni juzga, edifica. Todas las veces que un error inesperado acontece abre un espacio interesante para que la creatividad, diligencia y nobleza humana lo convierta en una hazaña del corazón. Entrega la gran oportunidad de revertir situaciones y convertirlas en la materia prima del perdón, la paz común y la novedad, ¿y por qué no? ¿A caso salvar una relación no es más importante que salvar un bien material o su equivalente monetario? Nunca devaluemos nuestros afectos mientras engrosamos nuestros intereses, eso puede que nos cotice en la balanza ¡pero definitivamente nos desliza en la confianza!

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