Hizo bien el Congresista -de origen dominicano- Adriano Espaillat al motivar y hacer posible -ayer miércoles- la loable iniciativa de que la Cámara de Representantes del Congreso de los Estados Unidos rindiera un merecido Homenaje póstumo a un líder de la talla y la dimensión internacional de José Francisco Peña-Gómez, pues hubo un tiempo -1977-1996- en que, prácticamente, sólo él, de los líderes dominicanos, brillaba y tenía presencia activa internacional por su condición de que fuera vicepresidente mundial de la Internacionalista Socialista (IS), sus relaciones con casi todos los líderes europeos y su siempre reiterada adhesión y amistad con los que él llamaba “Los liberales de Washington”.

Por supuesto, Peña-Gómez, en cierta forma, continuó la senda-aureola que ya había forjado el Prof. Juan Bosch que, desde su exilio -1938- en plena dictadura trujillista, marcó el punto -histórico-político- de inflexión de lo que fue prédica patriótica de lucha y de denuncia al poner al desnudo, a nivel internacional, los horrores y crímenes de un régimen dictatorial sin paragón en las Américas: la dictadura trujillista. Y lo hizo en tres dimensiones: la de político, escritor y cientista social. De esa savia primogénita -y lectura-, en materia de presencia y liderazgo internacional, se nutrió José Francisco Peña-Gómez, pues Juan Bosch siempre fue Escuela.

Y ya en el plano nacional, a José Francisco Peña-Gómez le cupo el mérito histórico de forjarse un liderazgo político en el difícil escenario -contexto-rivalidad- de la impostura de dos liderazgos en contraposición-confrontación política-ideológica y electoral: el de Bosch y Balaguer. Al punto, que, sin duda, llegó a romper la hegemonía política-electoral de esos dos líderes, y situarse como una tercera figura en el espectro político nacional -con luz propia y discurso incendiario-. Es que Peña-Gómez parecía, en la tribuna y la arenga política, un volcán siempre en ebullición (Si hay duda, al respecto, ir a Youtube).

Finalmente, hay que reconocer que si hubo un líder en la historia política contemporánea del país, Latinoamérica o el Caribe que tuvo que ganarse -a pulso, lágrimas, calumnias, maledicencias y dolor- emerger como figura y líder político, ese líder fue José Francisco Peña-Gómez.

Honrar honra, y bien hizo el Congresista Adriano Espaillat y la Cámara de Representantes de los Estados Unidos en rendirle un justo y merecido Homenaje póstumo a José Francisco Peña-Gómez. Por igual, el gesto del Congresista se inscribe dentro del rol político que debe jugar -sin importar banderías políticas- un representante-político identificado con la historia universal y el legado que van dejando los hombres que trascienden mas allá de sus fronteras… ¡Enhorabuena!

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