Con poco más de 2 años de retraso, ya que debió despegar en marzo de 2016, este pasado sábado acaba de despegar desde California, en camino hacia Marte, la sonda InSight, la cual es una sonda de alta tecnología que está programada para viajar 485 millones de kilómetros y aterrizar en Marte el 26 de noviembre del presente año 2018, y cuyos 4 objetivos básicos son: 1-instalar en el suelo marciano un sismógrafo ultrasensible capaz de medir todo tipo de ondas sísmicas (elásticas) que se desplacen a través de la corteza marciana para determinar si todavía hay tectonismo activo, y para medir el espesor de esa corteza, 2-perforar el suelo marciano hasta 5 metros de profundidad para instalar un sensor de flujo de temperatura que indique la velocidad con que el calor que sale desde el interior del planeta fluye a través del horizonte superior del suelo hasta llegar a la fría superficie roja y conocer si hay magmatismo y vulcanismo activo, 3-instalar un sensor para medir las direcciones y las velocidades de los flujos de vientos actuantes en el planeta rojo, así como la calidad del aire marciano, y 4-instalar una sonda que permita medir desde La Tierra las fluctuaciones del eje polar marciano en su recorrido alrededor del Sol y con ello calcular el espesor del núcleo del planeta rojo.

Este geólogo espacial instrumental ha sido diseñado y preparado para hacer en Marte lo que todo buen geólogo sabe hacer de manera natural en La Tierra, y es aplicar los principios básicos de la geología, la geofísica, la geoquímica, y la sismología para determinar en qué medida el planeta rojo, uno de los 4 planetas rocosos de nuestro sistema solar, se mantiene activo en su interior, o determinar si ya su núcleo se ha enfriado lo suficiente como para que cese toda actividad convectiva magmática capaz de generar desplazamientos laterales de placas tectónicas y deformar las rocas ígneas de la corteza marciana hasta llegar a su límite de rotura, con lo cual se generan, o se generaban, sacudidas sísmicas que en Marte debían llamarse martemotos, en lugar de terremotos, como le llamamos en La Tierra.

Y es que el planeta rojo se caracteriza por su llamativo monte Olimpo, el cual es un extraordinario volcán de unos 25 kilómetros de altura que representa la mayor elevación hasta ahora conocida en nuestro sistema solar, siendo casi 3 veces más alto que el monte Everest, el que con 8,848 metros de elevación es el punto más alto del planeta Tierra, estimándose que el monte Olimpo fue un volcán hiperactivo hace unos 2,000 millones de años, pero que desde entonces pudo cesar su actividad eruptiva por enfriamiento de su cámara magmática debido a la rápida pérdida del calor interior de Marte, ya que como es sabido, mientras La Tierra tiene un diámetro medio de 12,742 kilómetros, Marte tiene un diámetro medio de 6,779 kilómetros, lo que indica que mientras desde el centro de La Tierra hasta la superficie que tiene temperatura media de 15°C, hay 6,371 kilómetros, desde el centro de Marte hasta la superficie que tiene temperatura media de -55°C, hay 3,390 kilómetros, lo que indica que la disipación del calor del núcleo interior se produce mucho más rápido en Marte que en La Tierra, ya que las leyes de la termodinámica establecen que el calor fluye del cuerpo más caliente hacia el más frío hasta que se equilibran, y a menor distancia, con mayor diferencia de temperatura, mayor, y más rápida, es la pérdida del calor interior responsable de la actividad magmática del planeta, entrando así en inactividad magmática, tectónica y sísmica.

Mercurio, Venus, La Tierra y Marte son los 4 planetas rocosos de nuestro sistema solar, y como esos 4 planetas tienen un origen común a partir de una gran explosión estelar, cada uno de ellos tiene un núcleo de hierro y níquel, y un manto de rocas silicáticas donde átomos de silicio y de oxígeno se asocian para formar moléculas de silicatos que constituyen los minerales dominantes de esas rocas magmáticas, por lo que los datos marcianos que ha de generar el geólogo espacial InSight han de ser de significativo valor científico para ampliar el conocimiento sobre el origen de nuestro sistema solar, el origen y la evolución de cada planeta, y el futuro de nuestro planeta Tierra y de nuestro sistema solar, ya que con toda la información geológica y geofísica actualmente disponible sobre la dinámica evolutiva interior de La Tierra, más las nuevas informaciones sobre la dinámica evolutiva interior de Marte, será más fácil interpretar cómo han evolucionado Mercurio y Venus, y entender por qué La Tierra es el único planeta que en nuestro sistema solar ha mantenido el desarrollo de la vida.

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