Periodismo, ética y lo inverosímil

Los obstáculos y las bellaquerías, para impedir que el periodismo que se ejerce en República Dominicana, apegado a la decencia y a la pulcritud profesional, no van a parar.

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Los obstáculos y las bellaquerías, para impedir que el periodismo que se ejerce en República Dominicana, apegado a la decencia y a la pulcritud profesional, no van a parar.

Resaltar que los necios y auspiciadores de la violación de los principios y la ética, seguirán en busca de que su gran propósito llegue a “feliz término”.

Estoy consciente que el principal objetivo de esa gente, que se vale de su gran poder económico para comprar a periodistas (y también intenta lo propio con el objetivo de llegar hasta altos a ejecutivos de medios de comunicación), es que el periodismo dominicano ¡se atasque para siempre!

Leí las responsables declaraciones ofrecidas por Miguel Franjul, vicepresidente de la Comisión de Libertad de Prensa de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).

Cito lo que reveló el colega Miguel Franjul respecto a lo que ha pasado con periodistas dominicanos en los últimos meses:
“Más de 25 casos de agresiones físicas y verbales y sometimientos ante la justicia, llevadas a cabo por oficiales y agentes de la autoridad o por ciudadanos civiles contra miembros de la prensa, se registraron en la República Dominicana en el último semestre de este año, reflejando lo quebradizo que se ha tornado el ambiente de seguridad en que los periodistas deben de ejercer su trabajo”.

Prestemos especial atención a esta denuncia. Porque la democracia dominicana no puede permitir que con actuaciones siniestras (y hasta criminales) contra miembros de la prensa ocasionen el “desfallecimiento” del periodismo nacional.

En mi más reciente libro, que titulo: Periodismo… cuando la verdad no sea distorsionada, me refiero precisamente al peligro (¿?) que acecha al ejercicio en nuestro país del noble oficio. “Del mejor oficio”, como lo bautizó el laureado escritor colombiano Gabriel García Márquez.

En la página 100 aparecen las siguientes líneas: “Todavía queda tiempo para que República Dominicana, con su periodismo, sea un país gigante y que sus gobiernos nunca -ni por un instante- mancillen la sagrada libertad…especialmente la libertad de expresión, que debe estar presente, siempre, en los medios noticiosos”.

El Colegio Dominicano de Periodistas (CDP) debe, como lo hace la SIP y la Sociedad Dominicana de Diarios, estar vigilante ante el intento de quienes no quieren aceptar que en nuestro país se ejerza un periodismo independiente, responsable, ético y basado en la profesionalidad plena.

¡Ojalá que no sea inverosímil este planteamiento!

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