Puerto Plata.- ¿Quién cuida las playas, los arrecifes de coral, los manglares, los bosques, los ríos y vela por el buen manejo de los desechos sólidos? ¿Quién es responsable de velar por el uso responsable de los recursos naturales?

Ayer escuché la respuesta, en el almuerzo mensual de la Cámara Americana de Comercio en Puerto Plata, en el cual Frank Rainieri fue el orador invitado: “Todos, empresarios, organizaciones, comunidades, o simplemente los pobres “padres de familia” somos responsables cuando no alzamos la voz para defender estos recursos vitales para nuestro desarrollo y para garantizar el futuro a las generaciones que nos sucederán”.

Rainieri ha sido reconocido muchísimas veces, en el país e internacionalmente, por aplicar los principios del desarrollo sustentable en los proyectos del Grupo Punta Cana, y ayer, en un gesto poco usual en el mundo empresarial planteó que todos “somos testigos del muy común uso irresponsable de los 60 metros de playa; la eliminación de las dunas y extracción de arena; los graves daños a los manglares costeros, y la eliminación parcial o total de las barreras coralinas”.

También del “relleno de humedales y lagunas, la extracción de materiales de construcción en los ríos”, del manejo “descuidado de los desechos sólidos; y el irrespeto al ordenamiento territorial, que procura mantener el equilibrio entre desarrollo y preservación medioambiental. Son acciones ilegales que cuentan con aprobación de las entidades estatales, pero que ocurren por iniciativa de los desarrolladores turísticos o inmobiliarios”.

Pero lo más importante e interesante de su charla fue demostrar que los principios del desarrollo turístico sustentable no son propuestas idealistas, se pueden aplicar y sí aportan beneficios para las empresas y la sociedad. Lo hizo explicando a los empresarios presentes en el almuerzo los éxitos logrados por el Grupo Puntacana con sus prácticas ambientales que han logrado que la empresa sea reconocida como modelo de turismo sustentable en el Caribe.

Habló del reciclaje de 2.9 millones diarios de aguas servidas para uso en los campos de golf, jardines y áreas verdes; el uso de los desechos que resultan de la poda de áreas verdes para producir biomasa y alimentar una caldera que antes gastaba unos US$3 mil diario en combustible; el reciclaje del 60% de la basura, de ser un costo fue convertido en una fuente de ingresos; la producción de abono con los residuos orgánicos para fertilizar los jardines; el conuco de agricultura orgánica cuyos productos se venden a restaurantes y hogares; la reforestación del fondo del mar con especies de corales, para restaurar los arrecifes que protegen las playas, principal recurso del turismo, y otros proyectos más que completan el abundante menú, y que entre los ingresos que aportan y los ahorros que logran producen millones de dólares anuales.

Estoy muy de acuerdo con una idea que estuvo presente en toda su intervención y en la sesión de preguntas y respuestas, y se resumen en la siguiente frase: La agenda ambiental es un tema crucial sin el cual no tendremos futuro, y es tan importante que nuestras organizaciones no deben dejarla solo en manos del Estado.

Aquellos poco dispuestos al compromiso con el cuidado de los recursos naturales, deben hacerlo para cuidar su negocio, porque “las prácticas ambientales hoy son un atributo muy bien valorado, y un factor clave en la atracción de turistas”.

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