La tierra negra de indios (terra preta de índio en portugués), es un tipo de suelo artificial muy oscuro, fértil (antropogénico) que se encuentra en la cuenca del Amazonas. También se conoce otro tipo de terreno sintético como tierra mulata, mas clara o de color marrón.

La tierra negra debe su característico color negro a su contenido de carbón desgastado, y se elabora añadiendo una mezcla de carbón vegetal, hueso y estiércol al suelo amazónico, que de otro modo sería relativamente infértil. Es producto de la gestión indígena del suelo para mejorar la agricultura de tala y carbón, que incrementa la estabilidad del carbón permitiéndole permanecer en el suelo durante miles de años, uniendo y reteniendo minerales y nutrientes. Se caracteriza por la presencia de residuos de carbón a baja temperatura en altas concentraciones; por poseer cantidades grandes de fragmentos de cerámica, de materia orgánica como residuos de plantas, heces de animales, huesos de peces y animales, y otros materiales; y de nutrientes tales como nitrógeno (N), fósforo (P), calcio (Ca), zinc (Zn), manganeso (Mn). También muestran altos niveles de actividades de microorganismos y otras características específicas dentro de ecosistemas particulares.

Las zonas de tierra negra generalmente están rodeadas por tierra o suelo común; es decir, de suelos infértiles, principalmente acrisoles, pero también ferralsoles y arenosoles. Mientras que los suelos cultivables deforestados en el Amazonas son productivos solo durante un corto período de tiempo, que obliga al agricultor a mudarse constantemente a nuevas áreas y a despejar más tierras, el suelo de tierra negra es menos propenso a la lixiviación de nutrientes causada por las fuertes lluvias e inundaciones debido a su alto concentración de carbón, vida microbiana y materia orgánica, acumulándose así mejor los nutrientes, los minerales y los microorganismos.

Los suelos de tierra negra de la Amazonía han sido utilizados desde la época precolombina y fueron creados por humanos entre 450 a. C. y 950 EC. La profundidad del suelo puede alcanzar los 2 metros. Miles de años después de su creación, los agricultores locales y los caboclos de la Amazonía han reportado que los suelos se regeneran a una tasa de 1 centímetro por año, y que los elaboran para usarlos y para venderlos como valiosa tierra para macetas. Los orígenes de la tierra negra de la Amazonía no fueron inmediatamente claros para los colonos ulteriores. Se pensó que habrían resultado de la caída de ceniza de volcanes de los Andes, algo que ocurren con mayor frecuencia en las terrazas más altas. Otra hipótesis consideraba que su formación resultaba de la sedimentación en lagos terciarios o en estanques recientes.

Los suelos con un contenido elevado de carbón y una presencia común de restos de cerámica pueden acumularse accidentalmente cerca de la vivienda a medida que se acumulan los residuos de la preparación de alimentos, fuegos de cocina, huesos de animales y peces, cerámica rota, etc. Se cree que muchas estructuras de suelo de tierra negra se formaron debajo de los basureros de la cocina..

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