Durante la ocupación militar haitiana, la Universidad en Santo Domingo, permaneció cerrada. Luego de la proclamación de nuestra independencia, no fue sino hasta el 1867 que se hizo un intento de reabrir el Seminario Conciliar de Santo Tomás de Aquino. Y a partir del 1867 se aceptaron estudiantes para la Licenciatura en Medicina y Cirugía. Eran un grupo de 9 inscritos, que obtendrían además, la categoría de médicos de primera clase. Esos estudiantes fueron Miguel Román, Juan Francisco Alfonseca, Pedro Garrido, Silvestre Aybar, José María González, Jacinto Marrero, Higinio Díaz, Marcos Gómez y José de Jesús Brenes.

Según relata el Dr. Moscoso Puello, el Dr. Alfonseca y el Dr. Garrido se trasladaron a París a continuar sus estudios. Las clases en el Seminario, continuación de la primera universidad de América, eran impartidas por el Dr. Basilio Iñiguez, médico español, graduado en Madrid, y quien tenía su propio instituto, que luego incorporó al Seminario. En 1870, se incorporó el Dr. Manuel Durán. De ese grupo, hemos dedicado artículos previos a los Dres. Garrido y Brenes.

Los graduandos, Silvestre Aybar, Marcos Gómez y Jacinto Marrerro no ejercieron la profesión de Medicina y se dedicaron al comercio, y el licenciado Higinio Díaz, fue propietario de varios cafés en la ciudad, entre ellos uno que fue muy popular, situado en la hoy calle Isabel la Católica, llamado “La Tertulia”. En cuanto al Dr. Miguel Román, murió cinco años después de su graduación. Un hijo del Dr. Miguel Román, fue el Dr. José Miguel Román y Soto, distinguido obstetra en los principios del siglo XX en la ciudad de Santo Domingo. El Dr. Miguel Román nació en la ciudad de Santo Domingo en octubre del 1845. Realizó sus estudios básicos en su ciudad natal, y obtuvo su bachillerato en Filosofía.
Se inscribió en el 1869 para el primer curso de Medicina, y finalizó sus estudios en el 1873, es por tanto el primer médico graduado en nuestro país. Durante sus estudios, fue secretario del Seminario y además cultivó la poesía, y sus obras se publicaron en América poética o La Lira de Quisqueya. Enviado por el gobierno de turno a Haití como parte de una comisión, falleció en el 1878 en Los Cayos de San Luis, Haití.

Como hemos dicho, el Dr. Silvestre Aybar se dedicó al comercio, pese a haber viajado a París por un tiempo. Tuvo una ferretería, grande y exitosa llamada “El gran candado”, situada en la calle de Las Atarazanas. Era sobrino de Núñez de Caceres, nació y murió en la ciudad de Santo Domingo (1851-1943). Como hemos dicho, el Dr. Higinio Díaz se dedicó a los negocios de Cafés, pero ejerció como médico de pobres en la ciudad de Santo Domingo por unos años.

En cuanto al Dr. Marcos Gómez, nacido en Santo Domingo en el 1855, ejerció por poco tiempo la profesión. Era hijo de Concepción Bona, quien confeccionó la primera bandera de la República. Realizó sus estudios básicos en el colegio San Luis Gonzaga. Junto al Dr. Higinio Díaz, se desempeñó como médico de pobres. Hacia 1896, tenía un importante negocio de novedades en la hoy calle El Conde. Falleció en Santo Domingo en abril del 1923.

Este es el perfil de los primeros ciudadanos dominicanos en estudiar la carrera de Medicina en la República Dominicana. El esfuerzo del Seminario Conciliar, fracasó, y unos años más tarde, en 1884, monseñor Meriño, propugnó la creación del Instituto Profesional, que estuvo vigente hasta el 1914, en que el Dr. Ramón Báez, reabre la Universidad, con el nombre de Universidad de Santo Domingo.

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