Jugadoras de“Reinas del Caribe” creen posible rivalidad en la liga capitalina no lacerará relaciones en el equipo tricolor

Brenda Castillo, Priscila Rivera, Annerys Valdez, Ana Yorkira Binet, Marianne Fersola, Cándida Arias, Winifer Fernández, Lisvel Eve Mejía y Camil Domínguez han sido compañeras por mucho tiempo dentro de la selección nacional de voleibol femenino de mayores.

Ahora, en la recién inaugurada Liga de Voleibol Superior (LVS) algunas de ellas se ven las caras en bandos distintos. Rivera, Valdez, Fernández, Mejía, Arias y Domínguez juegan para las Caribeñas; Brenda y Marianne lo hacen para Cristo Rey, mientras que Binet está con las Guerreras. Las demás integrantes del equipo nacional, conocido en el mundo como “las Reinas del Caribe”, a excepción de la acomodadora Niverka Marte, no estarán disponibles en el evento de este año, pero sí fueron escogidas en el draft.

En resumen: la LVS pone a enfrentarse a quienes han sido estrechas compañeras de selección. ¿Cómo se siente esto? “Para mí es como un entrenamiento, no me siento extraña. Esto es para divertirse y para que las jovencitas se acoplen más”, dijo Brenda Castillo, la sensacional libero de la escuadra quisqueyana. “Estoy acostumbrada a entrenar con ellas en la selección, y eso me hace la vida más fácil porque ya sé como atacan todas”.

Brenda deja claro que la LVS servirá mucho más a los jóvenes talentos de las categorías menores que, además de tener el fuego que brinda la competición, van a recibir consejos de las jugadoras establecidas en el combinado tricolor. “No hay rivalidad, no existe eso, al menos de mi parte”, dijo. “No hay esa rivalidad como de yo decir un día ¡toma Priscila, por aquí tu no vas a hacer un punto! De ninguna manera esto puede afectar nuestra relación allá”.

El Cristo Rey de Castillo ya se enfrentó a las Caribeñas de Priscila y Annerys en dos ocasiones, una victoria para cada escuadra. Tanto Priscila como Annerys han tenido una dilatada carrera con la selección nacional. La primera está en la misma tesitura que Brenda. Enfrentar a sus compañeras de selección no es nada nuevo para Rivera. “Para mí no es raro, lo veo como algo normal, como una práctica o algo rutinario”, afirma la salidora del combinado quisqueyano y una de las estelares del evento capitalino. “Lo que sucede en esta cancha se queda en la cancha, ahí es que está la madurez del atleta, saber diferenciar una cosa de la otra”.

Priscila recordó que esta experiencia no es nada nueva, tomando en cuenta que ha enfrentado a la mayoría de sus compañeras del equipo nacional cuando accionan como refuerzos en ligas extranjeras. Annerys, en el equipo local desde hace casi dos décadas, ve las cosas un tanto diferente a sus dos anteriores coequiperas. “Me siento contenta de que nos enfrentemos una a la otra, aunque, independientemente de que trabajamos juntas, esto aquí es una guerra, tenemos equipos contrarios y hay que entrar a ganar, a dar lo mejor de sí y a implantar su respeto”, apuntó la espigada central. “Independientemente de que uno se respete dentro de la cancha, la agresividad no hay que perderla”.

Eso sí, aclara que una cosa es ser agresiva y otra cosa es faltar el respeto con gestos y demás actitudes innecesarias. “Uno tiene que saber no dejarse motivar de la fanaticada”, explica.

“Son cosas que no tolero, no me gusta faltarle el respeto a nadie. Que metas una bola y disfrutes, eso está bien, pero faltarse el respeto no”.

Sin embargo, al igual que Brenda y Priscila, Valdez considera que lo que pase en la LVS se queda en la LVS. La selección está por encima de todo.

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