Es la propietaria de un mercado que surgió a partir de una investigación para validar la efectividad de cuatro abonos

Benita García conoce muy bien el valor que tienen los productos agrícolas orgánicos, no solo desde el punto de vista del beneficio para la salud, sino también para el medio ambiente. En la producción de ese tipo no intervienen elementos químicos nocivos a la naturaleza.

Benita regentea hace siete años el Mercado Orgánico Begaro, una iniciativa que surgió a partir de una investigación para validar la efectividad de cuatro abonos orgánicos producidos en el país. “Surgió como un eslabón de la cadena de apoyo a la producción ecológica, porque en realidad la primera actividad que desarrollamos fue la dirección ejecutiva de una ONG que se llama Fundación Agricultura y Medio Ambiente”, le dice la emprendedora al periódico elCaribe, que se interesó en conocer su empresa.
Rememora que por vía de la fundación hubo un ensayo que condujo a la siembra de tomates, ajíes, plátano y yuca de manera ecológica, como prueba, en Baní.

“Son cuatro cultivos muy populares. Cuando montamos el ensayo y empezamos a producir, tuvimos una producción extraordinaria, muy extensa. Para ayudar a los cultivadores a salir de esos bienes -porque era mucho más de lo que necesitaba la comunidad para el autoconsumo-, se nos ocurrió empezar a traer esos frutos a la capital. Aquí vendí a quienes pude (…) a amigos, a conocidos, comimos… En fin, hicimos de todo y aún así tuvimos excesos. Fue ahí cuando un amigo me sugirió hacer unos combitos con un contenido de todos los productos. Nos fuimos al parque Mirador Sur, que nos queda cerca, a vender las bolsitas. Lo hice como una prueba de humildad. A partir de ahí se encendió la chispa y la idea de apoyar la producción. Así surgió este mercado, con una oferta pequeña y limitada en la casa, vendiendo a amigos y a conocidos”, agrega Benita García.

La entrevista se da en horas de la mañana, precisamente cuando se genera un movimiento tanto de clientes como de colaboradores del mercado de bienes comestibles. “Debo decirte que este mercado, como tal, había existido antes, pero había cerrado dos años atrás. Había sido desarrollado por otras personas. Nosotros lo reactivamos en 2011. En julio vamos a tener siete años ininterrumpidos aquí y esperamos durar mucho más”, indica la trabajadora dama.

Para Benita, la diferencia entre los productos orgánicos que vende y los productos tradicionales, es que los orgánicos son producidos con amor, con el uso de técnicas amigables al ambiente o eco-amigables, respetando la naturaleza. “Cuando hacemos una siembra bio-diversa se produce un control ecológico de plagas. No es que no podamos vivir con las plagas, sino que podamos introducirlas todas en un punto y que entre ellas se controlen”, explica.

Lo que quiere decir Benita es que en los procesos de cosecha de rubros orgánicos no se usa insecticidas, herbicidas, ni nada parecido. “Es una producción limpia donde no se utilizan agrotóxicos ni productos químicos. Para el control se utilizan algunos insumos biológicos como el sumo del Nim; caldos a base de ajo y ají picante, y la siembra de algunas plantas repelentes alrededor de la plantación, como el clavel de muerto, entre otros, que nos ayudan a repeler algunos insectos, así como trampas de pegamento”, plantea.

¿Lo que usted vende aquí está al alcance del consumidor de clase baja, considerando, especialmente, que lo orgánico suele ser más costoso que lo convencional?, pregunta este diario.

La respuesta de la emprendedora es esta: “Nosotros le llamamos a este negocio el mercado del pueblo porque –al surgir vía la fundación-, la idea siempre es dar un servicio”.

Y agrega: “Lo que hicimos al inicio del negocio fue reunirnos con quienes iban a suplirnos y logramos que ellos hicieran unos análisis de costos y que pusieran precios a sus productos. En el acuerdo ellos se comprometieron a no variar en un mes o un año el precio, bajo la excusa de que esos precios hayan variado en el mercado exterior. Hemos mantenido precios estables y no dependemos del precio convencional o del precio en los supermercados. De hecho, hay personas que vienen aquí y me dicen que en los supermercados los limones están carísimos, y me preguntan que si no me doy cuenta, porque aquí siguen a un precio menor. A esas personas les digo que yo no me estreso con eso de los precios, porque gracias a Dios desde un principio establecimos esos precios. Aquí tenemos valores como el de cero especulación”. Los suplidores de Benita provienen prácticamente de todo el país.

Dirección
El negocio está en la calle Ramón del Orbe número 21, en el sector Mirador Sur, detrás del edificio 9 del residencial Anacaona.

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