Negó que en la justicia haya una situación generalizada de impunidad como denuncian sectores del país

Miriam Germán Brito es la jueza segunda sustituta del presidente de la Suprema Corte de Justicia (SCJ) y presidente de la Segunda Sala o Sala Penal de la corte. Más que por los cargos que ostenta en la alta corte, la magistrada es una referencia de coraje y valor inquebrantables a la hora de impartir justicia. “No tengo que arrodillarme ante nadie, ni estoy para tomar decisiones como cuando vas a cruzar una calle que hay que mirar para todos lados; no, usted hace lo que debe y ya, se acabó y al que no le gustó, no le gustó”. La magistrada, con tono de voz excesivamente bajo, cuida cada palabra, por eso durante la conversación los silencios entre una reflexión y otra se hacen extensos. En su amplio despacho ubicado en la quinta planta del edificio de la Suprema, decorado en base a plantas variadas por preferencia de la magistrada, recibió al equipo de elCaribe, donde compartió sus puntos de vista desde las críticas de que es objeto el sistema de justicia, los juicios paralelos a imputados en los medios de comunicación, los retos de la mujer hasta su preferencia por el pelo rizo, poco o ningún maquillaje y su experiencia con la merenguera Manuela Josefa Cabrera (Fefita La Grande) cuando ambas fueron galardonadas por el presidente Danilo Medina por el Día Internacional de la Mujer. De la merenguera dijo que no es seguidora de su música, pero la reconoce como un personaje muy especial con la que se tomó fotos en su teléfono móvil y no deja de sentirse admirada por su forma de vestir. Reveló que el cine y la literatura son sus actividades favoritas para recrearse.

Recientemente fue reconocida por su labor en ocasión del Día de la Mujer ¿qué significa eso para una persona con su perfil?
Bueno, agrada y es algo que uno se siente honrado.

Su respuesta tan reservada hace pensar que no es muy dada a la exposición pública ¿es así?
La cuestión no es precisamente el premio, sino que soy un poco, no sé si sería el término correcto, tímida, en cuanto el exceso de exposición en los medios. No me gusta demasiado, porque este es un trabajo diferente al que hace un programa, digamos de variedades por televisión. Y no estoy denostando a esa gente, porque es un trabajo igual que cualquiera.

Recientemente usted estuvo muy en el foco público por su decisión cuando se conoció el caso Odebrecht ¿se sintió incómoda?
No. Muy tranquila, porque no se puede en este trabajo, por miedo a que digan o no digan, hacer algo diferente a lo que te dicte tu conciencia y a la conclusión que hayas llegado después de examinar técnicamente el asunto.

Por este tema usted también estuvo en el ojo del huracán, por su amistad con uno de los involucrados en el expediente, específicamente Víctor Díaz Rúa. ¿Algún comentario sobre eso?
Es una amistad que es de antes de él ser procesado. Yo no reniego de los amigos porque tengan alguna dificultad.

¿Visitó a Díaz Rúa mientras guardó prisión preventiva?
No, no. Eso sí, te voy a decir que el hecho de tú conocer a una gente, de tratarla como amigo, eso no garantiza que a la hora de tú juzgar, tú vas a emitir tu voto para favorecer necesariamente a esa persona.

¿Cómo separar esas dos cosas al momento de aplicar la ley?
Todas las personas tenemos prejuicios y eso es inevitable. El que juzga tiene la obligación de mantenerse en guardia ante sus propios prejuicios. Un procesado se puede defender de lo que están acusándolo en el proceso, pero no hay manera que se defienda del prejuicio que tú tienes frente a tal o cual materia, o frente a tal o cual persona. Si yo hubiera tenido que votar de otra manera, lo hago independientemente de mi aprecio por Díaz Rúa. Debo aclarar que ese señor siempre me ha tratado con mucho
respeto.

¿Cómo define la situación de la justicia dominicana en este momento?
Difícil. A veces no hay el número suficiente de tribunales para responder a la demanda de la población. Como en toda actividad humana, suceden cosas que no debieran y un factor que yo creo importante es que el juez se vea a sí mismo como lo que es, un servidor público y nada más. No un pequeño Dios que anda por ahí volando bajo y mirado por encima del hombro a las personas procesadas.

¿Qué opinión le merecen los cuestionamientos al sistema de justicia que hay en el país en los últimos años y que provienen de distintos sectores?
Hay algunas críticas justificadas, pero no todas y ni siquiera la mayoría. Porque yo he visto muchos procesos que hacen mucho ruido y cuando tú vas a lo que se discutió, a lo que se aportó, te das cuenta de que la decisión tiene justificación, que no podía ser de otra manera sin tú ser atropellante. Entonces, aquí hay una tendencia a creer que la teoría de un caso del Ministerio Público es prueba, pero esa es su teoría, tiene que recabar los elementos probatorios para sacar la sentencia de su teoría. No es hacer cualquier cosa, hacer ruido y quizás en un punto piensa: bueno, yo cuido mi imagen, ahora que se fuña el juez.

¿Quiere decir que el Ministerio Pública juega a que el juez termine siendo el responsable de que no haya sanciones en algunos casos, especialmente cuando envuelven intereses políticos?
No necesariamente a intereses políticos, ni me estoy refiriendo a esta Procuraduría. Pero sí, eso pasa, sobre todo con las cosas que tienen mucho ruido. Ahí es que yo te digo que hay una actitud de que se fuña el juez.

¿Es irresponsable eso?
En cierto modo. En todo proceso el Ministerio Público es el que investiga y a la hora de preparar un expediente, no me estoy refiriendo a nadie ni a esta Procuraduría, si se reúne el equipo o una parte de él, debe colocarse en la óptica del defensor para ver por dónde le hace agua el asunto y lo corrija, porque usted no va a estar solo allí, usted estará con otro que le argumenta y le riposta. No es una cuestión generalizada, pero pasa mucho.

¿Eso ocurre con frecuencia?
Sí, y además la cuestión de los juicios paralelos. Por ejemplo, hay mucho escarceo mediático con relación a un proceso y se dicen las cosas de una manera que ya ese individuo, desde el primer instante, está marcado. Resulta que después con la administración de las pruebas, con los testimonios, con los peritajes, con todo, resulta que no era así; entonces, cuando el individuo tiene una sentencia de descargo, jurídicamente justificada, resulta que eso no sale con la misma relevancia que cuando lo acusaron y ya ese individuo no tiene manera de recuperar su honra. Y es una cosa terrible tu mancillar el honor de los inocentes.

¿Eso ha ocurrido con actores políticos también?
De eso no voy a emitir juicio. Hablo en general, de casos comunes y corrientes. No hay una cultura de dar seguimiento a los asuntos, solo al escándalo en un momento, pero después no.

El movimiento Marcha Verde denuncia una situación de impunidad generalizada en el sistema de justicia, ¿qué opina?
No creo que sea impunidad generalizada. El juez en el proceso es un tercero imparcial y no tiene que asumir la posición del perseguidor. El perseguidor es el que tiene que traerte a ti lo que justifique su postura. En un juicio yo puedo ver que alguien haya escrito tal cosa, asesino, ladrón, pero a la hora de juzgar tengo que hacer abstracción de eso, tengo que juzgar lo que se desenvuelve ahí, lo que me aportan ahí y lo que me pruebe que fuera de toda duda esa persona es culpable de lo que se le atribuye. En todos los sectores, en todo grupo humano, se dan casos de corrupción, de desidia.

¿Pero eso es tanto en la justicia como se dice?
Eso habría que evaluarlo tribunal por tribunal, pero en todo grupo humano eso es inevitable. No lo estoy justificando, no lo estoy justificando.

¿Qué debe hacer el juez ante la presión de la calle y su propia imagen en juego y su compromiso de ser justo al impartir justicia?
Emitir una sentencia que puede no ser simpática. Pero los que están para complacer peticiones son los disyoqueis. El juez es muy diferente a un disyóquey. El juez es un servidor público igual que otro, que tiene compromiso frente a la comunidad y frente a su conciencia. Es algo terrible tú administrar justicia para las gradas, no es un espectáculo, como si fuera un estadio de fútbol… Ehhh, ehhh, Maradona. No, así no. El juez es un servidor público con características especiales, porque tiene que manejarse con valores, con cuestiones tan importantes, como la libertad, la honra o el patrimonio de alguien. Que esperanzador futuro puede tener una persona que vaya a un tribunal y que se encuentre con un juez preso del miedo, que sea como una especie de pequeño ratón en una esquinita, esperando una señal.

¿Alguna vez ha sentido miedo?
El miedo es una cuestión muy humana, pero a la hora de decidir, hago lo que creo que debo. Coloco al miedo en una esquina y le digo ‘tate quieto’.

¿Piensa que se ha utilizado la justicia con fines políticos?
Es posible. Eso ha pasado, pero al final no han acabado bien.

¿La justicia ha retrocedido, como dicen algunos sectores?
El problema de las reformas, de todas las reformas, es que para todo hay que tener recursos, todo cuesta. Antes era el problema de que había muchos presos preventivos, ahora es que hay muchas libertades, pero ahora hay más presos preventivos que antes. Entonces no es que el Código Procesal Penal es el Código de los delincuentes, tiene una gran ventaja que le da un papel activo a la víctima en los procesos. Que puede ser perfeccionado, sí. Que tiene contradicciones en el mismo texto, también; pero con el antiguo código de procedimiento criminal era peor, los procesos duraban mucho más y con gente guardando prisión. Que las personas que las declaran en rebeldía no aparecen más, no aparecen porque no las buscan, porque no hay recursos para buscarlas.

¿Cómo evalúa la aplicación de la prisión preventiva en el país?
Hay casos en que la prisión preventiva se convierte en una pena anticipada y eso es una cuestión contraria a muchos principios contenidos en la misma Constitución. No se debe mantener en prisión a una persona alegando, nada más, que el hecho es grave, porque lo estás juzgando ya.

¿Apoya la despenalización del aborto en tres circunstancias?
Me va a traer mucha enemistad, pero sí.

¿Hay quienes piensan que choca con la Constitución de la República?
Habría que ver dónde se entiende que empieza la vida. Eso tiene un costo social terrible en las mujeres, que quedan estériles, hasta mueren por abortos practicados en condiciones no aptas. Aquella vez que lo observaron, a mí me pareció bien.

¿Qué piensa de la propuesta de que la Procuraduría debe ser independiente del Poder Ejecutivo?
En muchísimos países se ha hecho y funciona y eso es mucho más avanzado que lo que tenemos aquí. Mucha gente en mis condiciones no te hubiese hablado con franqueza, porque por ahí viene la selección de los jueces, y unos pueden opinar que no quieren calentarse, pero a mí eso no me condiciona. Estoy en condiciones de seguir ejerciendo este oficio, pero si los que deciden no me consideran adecuada, sencillamente estoy preparada emocionalmente para hacer otra cosa. Me acuerdo de lo que dice una milonga de Emilio Gauna: “El valor le llegó cuando era debido, el coraje que pidió, le fue concedido, y después, después, se marchó tranquilo”. Yo estoy como Emilio Gauna”.

Apoya paridad, pero no solo con base aritmética

Sobre el papel de la mujer, la magistrada habló ampliamente. “Creo que debe llegar el momento en que haya paridad porque si las mujeres somos la mitad de la humanidad, y parimos la otra mitad, yo no veo razón para estar relegadas. Espero que en la próxima elección haya un equilibrio, aunque yo no esté o esté, tengo esa esperanza”. Sostuvo que el componente político en la conformación del Consejo Nacional de la Magistratura dificultaría que una mujer presida la corte. “En esta sociedad hay muchos prejuicios con las mujeres. A la mujer le exigen el doble que a un hombre, porque a la mujer la miden de todos los lados. Pienso que los grupos feministas deben redefinir su estrategia”, consideró.

Agregó que no se puede enfocar la paridad con un sentido aritmético porque no gana nada. “Yo quiero la paridad, pero no la paridad con sentido aritmético nada más, sino la paridad con sentido de conciencia de género”, subrayó.

¿Cree en Dios?
Tiene aristas. Conciliar la idea de un Dios de misericordia con lo que ves a tu alrededor. No estoy diciendo que soy atea, pero uno se cuestiona”.

¿Vota?
Claro. Creo en la libertad ideológica del juez. Pero no se puede dividir a las personas en dos categorías, los que piensan como yo y los otros”.

Equidad de género

¿Cómo usted enfoca el tema de la igualdad de género y la participación de la mujer en los estamentos del Estado?

Aquí en la Suprema somos cuatro juezas antes éramos cinco, o sea, que decrecimos. No es por falta de calidad de las personas del género femenino, porque hay mujeres con integridad, una largo hoja de servicio, y tuvieron buen desempeño en la evaluación. Creo que debe llegar el momento en que haya paridad porque si las mujeres somos la mitad de la humanidad, y parimos la otra mitad, yo no veo razón para estar relegadas. Espero que en la próxima elección haya un equilibrio aunque yo no esté o esté, tengo esa esperanza.

¿Estamos cerca de tener una mujer presidenta de la SCJ?

No sé, porque hay un factor político que uno no puede controlar, ni predecir. Además el factor político precisamente por la composición del Consejo Nacional de la Magistratura y ese factor político es inevitable como está previsto ahora. Aún así, lo que quisiera es que en el Consejo haya un equilibrio que no haya una composición mayoritaria de un mismo grupo político, sino que se equilibre.

¿Cuáles factores influyen para que no haya una participación más alta de la mujer en el Estado?

“En esta sociedad hay muchos prejuicios con las mujeres. A la mujer le exigen el doble que a un hombre, porque a la mujer la miden de todos los lados, pero yo he visto muchos (hombres) que están justo en la frontera entre una persona normal y un cuasitarado y pueden tener funciones altas. Pienso que los grupos feministas deben redefinir su estrategia”, consideró.

¿A qué se refiere con redefinir la estrategia de los grupos feministas?

Sí, porque no ha crecido como debiera porque hay aspectos que están casi estáticos. Una hija mía una vez hablando del tema me dijo que lo que sucede es que las feministas se han quedado en el tiempo de las sufragistas y eso fue como una pedrada para mí.

¿Cuál debe ser el enfoque entonces?

No debe ser un pequeño círculo de mujeres de la clase media, ve pasando lista par que veas. Que se extienda el concepto de la condición de la mujer y la necesidad de lucha a todos los sectores, esa no es una cuestión mayoritariamente de clase media, sino de todas. La composición de los grupos es de clase media y yo he trabajado en esa área y uno tiene otra manera de ver la vida cuando no está limitado nada más a su  estatus y una relativa comodidad. “Yo quiero la paridad, pero no la paridad con sentido aritmético nada más, sino la paridad con sentido de conciencia. Por ejemplo, no es solo poner diez mujeres y diez hombres, se pueden poner mujeres que tengan la misma capacidad que los hombres, porque si no es así qué ganamos». La situación de la mujer está en los patrones culturales, porque en el campo decían más o menos así: “burro, mujer y chancleta en tiempo de seca”, como queriendo decir que la mujer no sirve para una situación difícil.

¿Se ha imaginado que alguna vez podría ser la presidenta de la SCJ?

No me lo he imaginado, no. Donde yo estoy me siento cómoda y además ese tipo de cargos implica una serie de obligaciones de índole administrativa que me resultaría muy estresante.

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