A propósito del aborto

De acuerdo a varias encuestas de hace pocos años, entre ellas las realizadas por la Gallup, la mayoría de los dominicanos entiende que el aborto es inmoral

De acuerdo a varias encuestas de hace pocos años, entre ellas las realizadas por la Gallup, la mayoría de los dominicanos entiende que el aborto es inmoral, incluso cuando se practica para terminar un embarazo que ha sido consecuencia de una violación.
Sin embargo, esas mismas encuestas también han revelado que más del 80% de la población aceptaría el aborto si es necesario para salvar la vida de la madre.

Partiendo de estas cifras resulta lógico concluir que, si bien en principio la posición que ha imperado en el Congreso responde a los deseos de muchos dominicanos, no tomar en consideración una importantísima excepción a la regla atenta contra lo que piensa la gran mayoría: Permitir el aborto cuando la vida de la madre se encuentra en peligro.

Hay diversas razones por las cuales un embarazo puede poner en riesgo la vida de la madre. Un ejemplo usual es cuando se produce un embarazo ectópico. De acuerdo a los expertos, esta complicación ocurre cuando el óvulo fertilizado se implanta y comienza a desarrollarse fuera del útero, como en la trompa de Falopio, el ovario, la cavidad pélvica o el canal cervical. Por motivos no demasiados claros, estos embarazos cada vez resultan más comunes y de acuerdo al Journal of Ayub Medical College, el embarazo ectópico es la principal causa mundial de muerte materna en el primer trimestre de embarazo. El embarazo ectópico no tiene probabilidades de éxito y puede provocar en la mujer hemorragias, shock hipovolémico, entre otras cosas. Por ende, constituye un indiscutible riesgo a su vida por lo que la interrupción es inminente.

Por lo anterior, no se trata de algo tan simplista como un enfrentamiento entre laicos y religiosos o una división entre defensores del aborto y opositores al mismo, sino de contemplar una situación de hecho que en efecto con frecuencia ocurre y a la que al margen de las teorías hay que darle una respuesta práctica que responda al sentido común.

Si nuestros legisladores no toman las observaciones para establecer excepciones necesarias a la prohibición del aborto, están condenando a muerte a todas las mujeres que experimenten embarazos con situaciones como la detallada u otra complicación que arriesgue su vida. Esto así, porque los ginecólogos a los que les lleguen casos urgentes de este tipo probablemente no se atrevan a hacer lo que la ciencia indica por temor a caer presos debido al fanatismo de unos insensatos y a la insensatez de unos fanáticos.

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