Tres expertos afirmaron ayer que más del 80% de la mortalidad materno- infantil puede evitarse elevando la calidad de los servicios sanitarios y aplicando una serie de medidas preventivas.

Los doctores Rosa Elcarte, representante del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en el país; Edgar Allan Vargas, presidente de la Sociedad Dominicana de Pediatría y Cristian Francisco, dirigente del Colegio Médico Dominicano, reconocieron que existen protocolos para el tratamiento adecuado de los embarazos pero que estos no se cumplen.

En el 2017 murieron 2,835 niños menores de un año y 188 mujeres parturientas, colocando a la República Dominicana junto a Haití y Bolivia, en el liderazgo de las peores tasas de mortalidad de América Latina y el Caribe.

Alba Reyes, coordinadora de la Alianza por el Derecho a la Salud (ADESA) aseguró que estas muertes evitables son una de las peores consecuencias de la crisis que sufre el sistema nacional de salud debido a la baja inversión que hace el Estado en el sector y el desorden administrativo y gerencial de los hospitales.

“Los hospitales de maternidad parecen chiqueros, donde pululan bacterias y faltan medicamentos, equipos y otros insumos básicos”, afirmó al hablar en la apertura del panel para abordar la problemática.

ADESA calificó de valiente el reglamento emitido por el Ministerio de Salud para reducir las muertes de parturientas y recién nacidos en los hospitales públicos y en clínicas privadas, el cual establece una escala de sanciones para quienes actúen con negligencia frente a casos de mujeres embarazadas.

Reyes reclamó que las redes de maternidades y de hospitales infantiles sean equipadas con todo lo necesario, que sus directivos sean elegidos por concurso de oposición (méritos) y sean sometidos a permanente fiscalización.

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