Nada es casual. Mucho menos en la política. Llama la atención que una figura que por norma transita en las vías de la ecuanimidad como Leonel Fernández haya azuzado las avispas con sus declaraciones recientes. Fueron el sábado, un día que en el papel tiene menos movimiento noticioso que los de inicio de semana en los que la corriente en el PLD pasó de los 110 voltios. Fernández sabe, tanto como cualquiera, que muchas veces la percepción se impone a la realidad. Esa especie de recta a 95 millas que soltó tuvo su impacto. A esa velocidad algo se siente y bolas rápidas no se responden con rompientes. ¿Se calienta el juego entre los morados?

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