Extinción de dinosaurios por calentamiento global

El 6 de enero de 2014 publicamos en este periódico elCaribe un artículo titulado “Extinción de dinosaurios: ¿meteorito o calentamiento global”, donde analizábamos porqué la desaparición de los dinosaurios, al final del período Cretácico,

El 6 de enero de 2014 publicamos en este periódico elCaribe un artículo titulado “Extinción de dinosaurios: ¿meteorito o calentamiento global”, donde analizábamos porqué la desaparición de los dinosaurios, al final del período Cretácico, hace unos 65 millones de años, no pudo ser causada por el impacto del meteorito de Chicxulub, cerca de la actual Cancún, en el golfo de México, ya que un impacto cataclísmico fracturaría excesivamente todas las rocas expuestas a cientos de kilómetros a la redonda del punto de impacto, cuando en realidad no hay evidencias geológicas de que las rocas ígneas cretácicas de la isla Hispaniola muestren excesivo fracturamiento tensional por fuerte impacto, ni hay excesivas soldaduras de óxido férrico acumuladas posteriormente en planos de fracturas.

Recordemos que Cancún está posicionada sobre la placa tectónica de Norteamérica, y que la isla Hispaniola está posicionada sobre la placa tectónica del Caribe, y que esta última placa se mueve hacia el este-noreste a razón de 2 centímetros por año en relación a la placa de Norteamérica, lo que implica que en 65 millones de años la placa del Caribe avanzó unos 1,300 kilómetros, indicando que cuando el meteorito impactó en Chicxulub el centro de la Hispaniola estaba a 600 kilómetros al sur de la actual ubicación de La Habana y a unos 800 kilómetros al sureste del punto de impacto del meteorito, por lo que las rocas que hoy definen el núcleo de la cordillera Central debían mostrar evidencias de ese cataclismo universal, pero la realidad es que nuestras rocas ígneas no muestran evidencias.

En el 2014 decíamos que muchas especies animales, como los ancestros de ballenas, delfines, focas, leones marinos, cocodrilos, caimanes, tortugas, ranas, etc, habían sobrevivido después del impacto del meteorito en Chicxulub, y que “la onda expansiva del impacto no pudo ser tan inteligentemente selectiva que sólo eliminara a los malos dinosaurios y dejara vivas a las demás buenas especies animales”, porque el Ambulocetus natans fue un cetáceo primitivo transicional de ballena que habitó desde finales del Cretácico hasta el Terciario, y tenía la habilidad de moverse en tierra y en agua, lo que explica el porqué la ballena actual conserva una estructura esquelética similar a ese ancestro, con aletas pectorales que conservan la morfología ósea de los extremos de sus patas originales, similares a la palma de una mano, y explica también el porqué la ballena cada 15 minutos sale a la superficie del mar para proveerse de oxígeno y acumularlo en una bolsa para respirar, y al nadar mueve verticalmente su columna vertebral, mientras los peces originarios del mar no necesitan subir a la superficie para respirar, siendo muy diferente su forma de nadar.

Concluíamos diciendo que la extinción de los dinosaurios ocurrió lentamente en el límite Cretácico/Terciario (K/T) debido a un intenso calentamiento global inducido por una actividad volcánica anormal que emitió millones de toneladas de gases volcánicos calientes, gases que sobrecalentaron nuestra atmósfera y eliminaron gran parte de la flora húmeda comestible que servía de alimento a muchos grandes animales, y al combinarse el mortal calor, la sed y el hambre, los dinosaurios murieron sofocados y hambrientos, y por eso sus esqueletos siempre aparecen en paleopantanos donde trataban de refugiarse buscando el agua fresca y el lodo fresco, mientras las especies que pudieron llegar hasta las aguas del mar lograron sobrevivir al intenso calentamiento global adentrándose en las aguas marinas poco profundas y adaptándose por necesidad y obligatoriedad a ese nuevo y distinto hábitat.

Pero ahora, en febrero de 2018, un grupo de geólogos de las universidades de Oregón y de Minnesota, Estados Unidos, ha publicado los resultados de una extensa investigación científica que les permite establecer que un gran pulso de magma volcánico contribuyó a una gran crisis ambiental por calentamiento global a finales del Cretácico.

Joseph Byrnes, profesor de geología de la universidad de Oregón, publica un artículo donde explica que utilizando la gravedad para estudiar los cambios en la corteza rocosa del fondo marino que existía dentro de un millón de años después del impacto de Chicxulub encontraron que durante todo ese período de tiempo el magma almacenado debajo de las crestas fue liberado provocando un calentamiento global crucial para la extinción de muchas especies animales.

Para nosotros siempre estuvo más que claro que la onda expansiva de un meteorito que impactara en el golfo de México no podía tener tanto poder energético como para eliminar a todos los dinosaurios de todo el planeta Tierra, incluyendo a los que habitaban en las antípodas del impacto, mientras dejaba vivas a muchas otras especies animales, y que una mejor razón de esa gran extinción tenía que ver directamente con un lento proceso de calentamiento global, de origen volcánico, lo cual ahora ha sido confirmado, aunque el debate será continuado.

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