¿El diálogo o charada?

El diálogo será siempre la mejor vía para buscar soluciones, pero no siempre resulta fácil alcanzarlas. Se necesitan horas y días de esfuerzos

El diálogo será siempre la mejor vía para buscar soluciones, pero no siempre resulta fácil alcanzarlas. Se necesitan horas y días de esfuerzos. Tratándose de asuntos tan complicados como los atinentes a la vida de un país resultará mucho más tortuoso. Pero siempre será preferible a las batallas callejeras con un alto costo humano, social e institucional.

El diálogo entre los venezolanos es la respuesta al largo proceso de confrontación entre las partes, con posiciones que parecen irreductibles.

Diversos sectores han trabajado para que el diálogo continúe como herramienta fundamental para el entendimiento. Desde la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), el Vaticano, hasta el gobierno dominicano.

A partir de la iniciativa de UNASUR, los expresidentes José Luis Rodríguez Zapatero, Martín Torrijos y Leonel Fernández se empeñaron en este propósito y hoy el esfuerzo es liderado formal y oficialmente por la República Dominicana con la mediación activa del presidente Danilo Medina.

Tememos que el proceso, que lleva tres rondas, termine agotando a las partes y haya un retroceso. Por momentos, el gobierno toma iniciativas poco estimulantes, pero otras veces, los opositores dan pie a situaciones que impactan negativamente las conversaciones. Sus problemas internos igual se reflejan en la mesa de diálogo.

El próximo jueves se efectuará la cuarta ronda aquí en Santo Domingo, precedida de la última efectuada desde el jueves hasta el sábado pasados, con el promisorio anuncio del presidente Nicolás Maduro de que sus representantes tenían “instrucciones precisas” para avanzar.

Aunque no se tienen noticias ciertas sobre el desarrollo del diálogo, es obvio que no hay certidumbre de lo que ocurrirá pasado mañana. La agenda sigue siendo la misma. Las voluntades es lo único que puede cambiar el curso de las discusiones.

El gobierno dominicano está comprometido. Como mediador sólo está llamado a facilitar los asuntos. Todo depende de las partes, pero desde cualquier punto de vista, su prestigio está en juego.
Ir más allá del jueves sin salidas podría inducir a la República Dominicana a reconsiderar su papel. Ha hecho lo necesario, pero las partes deben mostrar que sus iniciativas son serias y que todo esto no se trata de una charada.

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