De forma muy decidida tomamos, la mañana del miércoles, la iniciativa de visitar la “Serie Onírica” del maestro Amable Sterling. Hicimos lo que nunca antes, salir desde casa sin aviso previo al Centro Cultural Mirador Santo Domingo. Cuando llegamos es como si todas las obras estuvieran esperándonos de manera especial. A nuestro modo de ver necesitaban transmitirnos algunos secretos guardados. Así que tan pronto tuvimos la oportunidad de estar ahí, se produjo un encuentro íntimo, porque los enigmas estaban a flor de piel.
Pudimos apreciar con detenimiento los detalles, motivos e inscripciones que integran las piezas. Además del dibujo, que en Amable Sterling es muy sopesado, la luz es uno de los aspectos formales más relevantes en las piezas, revistiéndolas de un aura que promueve un ambiente celestial. En ocasiones tienes la impresión de que los cuerpos están atrapados en una dimensión que escapa al mundo de los vivos, al tiempo de que coexiste con un plano en el cual las poses nos descubren y nos muestran tal y como somos.
Las veladuras no escapan a la composición y pareciera que el artista tiene un marcado interés por las formas inacabadas. Ciertamente existen elementos o formas corporales que se repiten. Por citar un ejemplo, la imagen del perro es muy recurrente, a veces en una pose muy cómoda y, otras, con una actitud de disimulo.
La figura humana es bastante equilibrada revelando un estudio anatómico impresionante, pero casi siempre el rostro sólo aparece sugerido y, por qué no: “Arropado” conjuntamente con el cuerpo. Se trata de una muestra muy particular la que presenta el maestro Amable Sterling y, sobre todo, que atrae al público por la luminosidad que integra cada pieza. Pero más aún, por los diálogos que suscitan.
Pues es muy probable que el subconsciente sea el móvil concreto para desencadenar una serie de historias, que bajo la impronta “Onírica”, despierten la sátira sobre una realidad latente en nuestro medio y que nos esforzamos en maquillar queriendo ser “diplomáticos”, cuando lo que somos es perfectos hipócritas en la fiesta de la vida.