La perfección sí existe

A través de la vida se ha negado la existencia de lo perfecto. Se afirma que perfecto solo es Dios. Que esta condición no es concedida a los humanos.

A través de la vida se ha negado la existencia de lo perfecto. Se afirma que perfecto solo es Dios. Que esta condición no es concedida a los humanos.

Lo perfecto está más allá del plano terrenal y es ajeno a las personas. Un plano superior. Inalcanzable. Impensable.

Esas afirmaciones han hecho que las personas las aceptemos como buenas y válidas, y nos conformemos con lo que entendemos es bueno o por lo menos aceptable.

Sin embargo, y pese a ello, siempre deseamos el lugar perfecto para vivir, el día perfecto para hacer cosas, la mujer o el hombre perfectos, el trabajo perfecto, el vestido y peinado perfectos para esa ocasión que imaginamos igual de perfecta.

Anhelamos la perfección. Soñamos con alcanzarla. Nos gusta que nos digan que aquello que hicimos nos quedó perfecto, que elegimos la opción correcta.

Nos gusta sentir que las cosas en nuestras vidas marchan a la perfección, al grado de sentirnos frustrados y profundamente tristes cuando no es así.

Hace unos días pensaba en todo esto y comencé a analizar cuándo y cómo sentimos que todo marcha de manera perfecta.
Me di cuenta que la perfección sí existe, pero está en cada uno de nosotros descubrirlo.

Es a cada uno de nosotros a quien le toca identificar esa perfección.

Vivimos en el lugar perfecto cuando aprendemos a valorar nuestro espacio, cuando entendemos que somos afortunados al poder contar con un hogar donde llegar al final de cada día.

Tenemos el trabajo perfecto cuando hacemos nuestra labor con amor y agradecidos de tener un empleo desde el cual aportar a
nuestra sociedad.

Nuestros amigos son perfectos cuando logramos identificar y separar a los sinceros de los falsos afectos.

Encontramos y tenemos al hombre o mujer perfectos cuando hemos sabido elegir a la persona indicada.

Perfecto es todo aquello que amamos, y los momentos y vivencias que pasamos junto a esas personas que con nuestro amor hemos convertido en perfectas.

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