Recientemente, se realizó una reunión donde estuvieron convocados diferentes sectores para tratar el Proyecto de Ley Orgánica que crea el Sistema Integral para la Prevención, Atención, Sanción y Erradicación de la Violencia contra la Mujer. El Proyecto fue aprobado por una de las Cámaras, aunque existen preocupaciones, pues algunos asuntos innegociables fueron eliminados misteriosamente.

Dentro del nuevo Código Penal sólo se tipificará el feminicidio “íntimo” (es decir, si existía una relación de pareja entre víctima y victimario). En teoría, este Proyecto de Ley pudiera ser una excelente oportunidad para subsanar esa brecha… pero tampoco lo hace. De igual modo, resulta extremadamente preocupante que dentro de la Ley Integral, la violencia física y psicológica contra la mujer sólo cuenta si ocurre en el marco de una relación de pareja.

Tipificar la violencia contra la mujer solo en el marco de relaciones íntimas, excluye aproximadamente la mitad de las violencias machistas que registran las estadísticas. Es inconcebible que definiciones tan limitadas sea lo que celebremos como avance.

Es necesario preguntarnos: ¿cuál es el propósito de este nuevo Proyecto de Ley? Contrario a percepciones populares, nuestra sociedad no anda como chivos sin ley. Existe la Ley 24-97 de violencia contra la mujer. Lo ideal es que su sucesora expanda garantías y derechos donde la 24-97 se quedó corta, ¿verdad?
La población dice estar desesperada y querer respuestas ante los indignantes feminicidios. Algunos actores del sistema argumentan que sólo aprobando el Proyecto de Ley, tal cual, “se solucionará el problema”, cuando lo importante no es que se apruebe el papel en sí, sino la implementación adecuada que se le dé.

Hablando de implementaciones, ¿cómo va el recién inaugurado Plan Nacional contra la Violencia de Género de la Procuraduría? Esa pregunta permanecerá sin contestar porque el Plan Nacional no existe. Lo que Procuraduría “inauguró”, fue una página que contiene 491 palabras, menos palabras que un menú de McDonald’s. No estoy exagerando; este supuesto Plan Nacional que busca erradicar la epidemia de violencia machista que azota nuestro país tiene 491 palabras (incluyendo el título), mientras que el menú de hamburguesas y sándwiches de McDonald’s contiene 939 palabras (incluyendo el Big Mac).

A principios de noviembre, el procurador de la República, Jean Alain Rodríguez, convocó a varios ministros y ministras para que lo acompañaran en el rimbombante (y costoso) lanzamiento de su Plan inexistente. Asistieron obedientemente, mostrando sus mejores caras de alta preocupación. Quizás fue bueno que estuvieran presentes porque la mitad de las medidas que Procuraduría presentó como suyas, o les corresponderán a sus respectivos ministerios, o los mismos ya las están ejecutando.

¡El Plan Nacional fantasma fue todo un éxito mediático! Una persona cínica hasta admiraría la temeridad de ejecutar una maniobra semejante. Pero, ¿ese es el nivel de seriedad con que Procuraduría está combatiendo la violencia machista? ¿Para jugar ese tipo de artimañas politiqueras es que algunas instituciones quieren apresurar y liderar el proceso del Proyecto de Ley Integral?

Don Jean Alain, ese tipo de sandeces inmediatistas y acaparadoras de flashes, menosprecian los arduos esfuerzos esmerados y necesarios de quienes trabajan con dedicación y compromiso en instituciones tan valiosas como Procuraduría. Esta Navidad, yo le pediré a Santa que le regale a usted la determinación para inaugurar un verdadero Plan Nacional (si se pone desde ahora, quizás lo pueda inaugurar el 8 de marzo). También le pediré a Santa que le regale la paciencia para entender que lo importante no es que el Proyecto de Ley salga rápido, sino que salga bien. Todas las mujeres y niñas que sufren violencia machista se merecen eso y más.

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