Aunque las costumbres varían de un país a otro, es común una reunión familiar para cenar e intercambiar regalos

La conmemoración del nacimiento de Jesús abarca muchas celebraciones, tradiciones que se pasean alrededor del mundo matizadas por diferentes tonalidades propias de cada país, región, zona o ideas religiosas.

La cena del 24, la de Nochebuena, es una de ellas. Al igual que el intercambio de regalos, es una tradición pagana proveniente de los países escandinavos.

Basados en leyendas, estos rituales se desarrollaron en sus orígenes en ambientes de extremo frío, donde el alimento juega un papel importante.

Desde siempre, los solsticios de invierno en Europa fueron asociados a festejos, en el que la comida jugaba un rol protagónico. Los nórdicos rendían culto a Frey, dios de la lluvia, del sol naciente y de la fertilidad.

En los festejos de Yuletide, la antigua festividad invernal vikinga, nombre que se ha mimetizado con el de la Navidad para los cristianos, para agradar al dios Frey, se hacían rodar por las colinas, hasta caer al mar, unas ruedas de fuego que simbolizaban el sol para que les brindara su energía, prosperidad y paz para el año siguiente.

Dentro de estas fiestas se sacrificaba un jabalí para ser asado y comido en su honor. Este ritual se mantuvo vigente hasta mediados del siglo XII y cuando el jabalí comenzó a escasear fue sustituido por el cerdo doméstico, presente en las mesas navideñas de Alemania, Dinamarca e Inglaterra, tradición exportada hacia la mayoría de los países de Latinoamérica y el Caribe.

Y así, nuestra cena del 24 tiene como protagonista el cerdo. Entero, por parte, lonjeado, en puya, al horno…el cerdo es el centro de la mesa en Nochebuena.

Acompañado, en los presupuestos más holgados, por el pavo, arroces, pastelones, pastelitos, ensaladas y la ya famosa telera.
Llegado el mes de noviembre, no solo los supermercados nos llevan a la cena del 24 con su abanico de ofertas, sino que también la familia aprovecha cada encuentro para planear y coordinar cada detalle de cara a la cena del 24.

Se engalana la la casa con motivos navideños, que van desde el pesebre hasta el viejo regordete y simpático Papa Noel o Santa Claus, para reunir a la familia lo más completa posible alrededor de una mesa que, dependiendo del presupuesto incluirá mas o menos variedad y cantidad.

El tipico menú del 24 abre con el cerdo, seguido por el pavo, moro de guandules o arroz navideño, ensalada rusa y verde, pasteles en hoja, jamón glaseado, pastelón de batata con malvavisco al tope, pastelitos, de pollo o de queso, para entretener el estómago hasta que abra formalmente la cena.

Como si de un adorno decorativo se tratase, las frutas dan el toque a la mesa. Colocadas casi siempre en una cesta, vemos cómo se exhiben las uvas, peras y manzanas; frutos secos como avellanas, nueces, o caramelizadas como los higos y los dátiles, pastel de Navidad; lerenes pan de fruta; y como bebidas, vino, sidra, ponche y ron, de seguro no faltarán en la mesa dominicana la noche del 24.

Los hogares de presupuestos limitados suelen sustituir el cerdo y el pavo por el pollo, y lo acompañan con espaguetis o lasaña, que aunque es de origen italiano, el dominicano le da su toque criollo y sirve como complemento ideal. En lugar de vino, cerveza.

El pastelón de batata suele ser sustituido por el de plátano maduro con queso. En algunos hogares se ponen ambos.

Mientras que algunos prefieren la ensalada verde, la denominada rusa, cuyo ingrediente principal es la papa, que reina en la mayoría de las mesas de la familia dominicana para tan especial ocasión.

La familia dominicana es muy dada a elaborar en su hogar cada plato que va a la mesa, involucrando en ello a la familia como una manera de saborear con intensidad para la ocasión.

No obstante, esa tradición ha ido perdiendo fuerza por diversos factores: las mujeres laboran en su mayoría fuera del hogar y por la escasez de servicio durante las festividades. Esto ha hecho que los supermercados, en su mayoría, se den a la tarea de preparar casi todo, si no es que todo, lo que se degusta la noche del 24. Desde el cerdo y arroces hasta pastelones y el pastel de Navidad.

No importa la modalidad, la cena del 24 sigue ocupando el primer lugar entre las diversas festividades que conforman el período navideño. Luego de cenar, algunos cierran la noche asistiendo a la Misa del Gallo, cuya tradición se desarrolla a la medianoche.

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