Giovanni Cruz habla de sus amores dentro y fuera del teatro, de su pasión por la vida y del respeto que todo artista debe sentir por el público

El de Giovanni Cruz es uno de los nombres más sobresalientes del teatro dominicano, ya que ha trascendido en los escenarios como escritor, actor y director.

En cada uno de esos roles se ha entregado en cuerpo y alma, con la pasión con que vive cada tiempo y espacio de su vida y con la disciplina que caracteriza a los que llegan más lejos y cuyos resultados siempre sobresalen.

Director exigente, donde no caben la indulgencia ni las medias tintas, donde no hay términos medios. Las cosas se hacen bien o no se hacen, dice, pues un trabajo bien logrado es la más fehaciente prueba de respeto al público.

Como actor, respeta al pie de la letra las instrucciones de sus directores. Se deja dirigir. Es puntual y disciplinado. Es un actor más dentro del reparto.

A la hora de escribir es un autocrítico muy severo. Tanto, que más del 80 por ciento de lo que escribe va a parar a la papelera, pues solo se siente satisfecho cuando está seguro de que lo escrito es un trabajo con méritos suficientes para presentarlo al público que tanto respeta.

A su juicio, el teatro debe hacerse bien sin importar quien caiga en el camino y sin importar que para lograr el resultado esperado tenga que llegar a ser cruel.

Para él, la actuación no tiene fronteras, un actor puede trabajar en el teatro, la televisión o el cine, el único requisito es la formación y el respeto al auditorio.

1. De un lado a otro
Mi padre, Andrés Modesto Cruz, era contratista de carretera. A él le gustaba decir que había construido la mitad de este país. Mi madre, Estela Durán de Cruz, era poetisa. El trabajo de mi padre obligaba a la familia a tener que trasladarse con él a los distintos proyectos, lo que hizo que yo tuviera una conciencia casi global de la cultura dominicana, que ha sido muy importante en mi condición de actor y de escritor. Mis padres tuvieron tres hijos, Andrés, Rafael y yo.

2. Niño problema
Yo era lo que se llama un niño problema, porque yo era como el foco receptor de todas las enfermedades que llegaban. Generalmente, las enfermedades comenzaban por mí. Recuerdo que a la edad de cuatro o cinco años tuve que soportar, durante 41 días, una inyección para fortalecer mis pulmones, porque tenía tricocéfalos alojados en los pulmones. Eso causó un impacto fuerte en mí, porque mi familia, dando por un hecho que yo me iba a morir, decidió permitirme cosas que yo no debía hacer. Por ejemplo, la tinta de los libros de aquellos tiempos tenía mucho plomo, entonces yo no debía leer tanto, y además leía obras que estaban por encima de mi capacidad, por la edad. Tenía ocho años cuando comencé a leer mucho y eso provocó que lecturas como “La Noche quedó atrás”, de Jan Valtin, una obra de casi 900 páginas, yo la leyera a la edad de nueve años. Mis padres y mi hermano mayor me cuidaban mucho. Yo era el predilecto, porque era al que había que cuidar.

3. Lector
Muy temprano comencé a leer a Vargas Vila y eso me hizo enamorar de la lectura. Nunca pude hacer deporte porque lo tenía prohibido. Resulta que esa cantidad de lectura a destiempo me convirtió en actor y escritor. Luego, vinieron los pequeños romances. Estudié, inicialmente, en el Colegio Belén de Nagua, que fue el pueblo en el que mi papá decidió quedarse. Ahí mi madre fue gobernadora. Estaba en el colegio, pero comencé a tener dudas sobre los principios religiosos del colegio y voluntariamente pedí que me inscribieran en la escuela pública, donde tuve profesoras asombrosas, que respaldaban mis creencias y mis posiciones. Era un niño un poco adelantado a nivel cultural, por las razones que te expuse anteriormente. En la escuela conocí a la señorita Irma Marmolejos, la directora, que apreciaba mucho que yo, pudiendo estudiar en un colegio, decidiera estudiar en una escuela pública; también a la señorita Andreína, que fue mi profesora de sexto grado.

4. A la capital
Cuando llegó el tiempo de irnos a la capital, realmente, yo no quería. Yo sentía mucha nostalgia con mi pueblo de Nagua, que fue el pueblo donde vivimos más tiempo. Ahí estuvimos por espacio de 10 años. Entonces llegamos a la capital, y un tanto para que yo matara el aburrimiento, mis padres me enviaron a Bellas Artes, donde estaban impartiendo las pruebas de admisión para teatro, fui acompañando a un amigo de apellido Angulo. Yo tenía 13 años y medio y recuerdo que participé como oyente. Se supone que cada entrevista con los maestros que estaban ahí era en privado, pero como yo dije que no iba a tomar la prueba, me senté y me dejaron estar ahí. Cada vez que escuchaba las preguntas de cultura general y veía fallar a los aspirantes, intervenía y los profesores comenzaron a interactuar con este muchachito que a veces hasta los llegó a corregir en algunos datos culturales. Ellos quedaron impactados y me sugirieron tomar el examen de admisión. Les dije que no me interesaba, pero lo tomé. Un día me llamaron para decirme que había aprobado con las mejores notas. No fui. Pero un día me sentí un poco aburrido y me dije que sería una buena idea ir para Bellas Artes y así lo hice. Me recibieron muy bien. Te cuento que de 42 estudiantes que aprobaron el examen solo yo terminé graduado de la Escuela de Teatro. Para ingresar a la escuela debía tener 15 años, pero ellos me permitieron ingresar a los 14 años, ya tengo 63, es decir que llevo 49 años y medio haciendo teatro. Dejé mis estudios de Química en la universidad para dedicarme por completo al teatro, porque un día me dije que eso era lo mío.

5. En lo personal
Lo mejor en el plano humano son mis hijos. Siempre he dicho que no soy mamá ni un segundo, pero que soy papá a tiempo completo. Mis tres hijos me hicieron madurar y entender mejor el universo. Me obligan a esforzarme a ser un hombre honesto, algo que en nuestro país no es muy fácil. En nuestro país es una odisea ser honesto. Es una lucha. Pienso que mis hijos son lo mejor que me ha sucedido en el plano humano. He tenido cuatro admirables esposas, las cuatro muy hermosas y honestas, con un mal gusto en común: Yo. A las cuatro las respeto mucho. Por circunstancias de la vida me han hecho entender que yo amo el matrimonio, pero no lo soporto. Entonces, por eso, mis matrimonios no han prosperado y es algo que desistí de intentar.

7. Actor o director
Tengo tres hijos y me es difícil decir, a cuál amo más. Realmente los amo de maneras diferentes, pero a todos por igual. Así mismo tengo tres hijos en el arte, la actuación, la dirección y la literatura. Los quiero a los tres. Realmente me es difícil decir a cuál amo más. Lo que sí te puedo decir es que donde me siento más cómodo es dirigiendo. Aunque dicen que soy de los pocos directores dictatoriales que quedan en el teatro dominicano. Soy un director muy exigente. Pienso que no lo hago por ego, lo hago por respeto al público. El director teatral es el representante autorizado en los ensayos de los espectadores. Ellos van a pagar por ver una función que debe ser profesional y bien hecha. Entonces mi misión es que ese producto llegue bien elaborado al público, por eso, lo que tenga que hacer para que eso ocurra, lo haré. A veces hay que sacrificar amigos, hay que despedir actores. Algunos directores no quieren dirigirme, pero siempre he dicho que cuando soy actor me dejo dirigir y respeto al director. Me ha dirigido en varias obras Germana Quintana, Iván García, María Castillo, Ramón Pareja y un alumno mío, llamado Juan Carlos Mañón.

8. Lo bueno y lo malo
Lo malo de ser director teatral es que a veces tienes que tomar decisiones muy duras contra personas que no siempre se lo merecen. Por ejemplo, un actor o un alumno me ha llegado tarde porque vino desde Los Mina, caminando, porque no tenía el pasaje. Eso, como ser humano me conmueve y muchas veces le he dado el pasaje del mes, pero como director no puedo entender eso. Porque yo no le puedo explicar al público que la obra quedó mal por la falta o por el problema de un actor. Entonces tienes que ser cruel. Pero en realidad, lo que uno busca es formar actores. Yo creo en los actores de formación. Yo no le permitía a los estudiantes que llegaban tarde, entrar a la clase, pero los dejaba escuchar por las ventanas. Me hacía el loco. Lo gratificante es el resultado final. Todo proceso creativo es complicado. Son meses de trabajo, pero si el público queda satisfecho, que es el objetivo, para mí, esa es la gran comunión. En la escritura me pasa un fenómeno extraño. Por ejemplo, las obras narrativas duran mucho más, pero la obra de teatro dura menos, a mí me toman dos o tres meses. Me río mucho cuando algunos amigos me dicen que escriben una obra en una o dos semanas. Pienso que deben ser poco profundas. Cuando termino de escribir una obra, estoy seguro de que esa obra va a avergonzar a William Shakespeare o a Lope de Vega. La dejo un mes, y cuando la retomo el que termina avergonzado soy yo. Porque he escrito un soberano disparate.

9. Enamorado
A mis hijas les gusta decir “papi nunca está solo”, y sí, yo amo. Cada vez que me he casado lo he hecho enamorado, con pasión, entregado. Soy un escorpión militante y como todo escorpión soy muy apasionado siempre y muy protector de mi familia. He estado muchas veces enamorado. Creo que el amor te recicla, te motiva y te renueva. Al amor me entrego con la pasión que me entrego a todas mis cosas. Creo que el amor es un ciclo. Hay quienes piensan que debe ser eterno, pero pienso que si nosotros los humanos somos perecederos, todo en la vida lo es. Como soy químico, sé que lo que llamamos amor son, en realidad, reacciones químicas que produce este gran laboratorio que es el cuerpo humano.

10. Los divorcios
Los artistas somos muy sensibles y a veces lloro hasta por una película. Te puedo decir que ninguno de mis divorcios ha sido un éxito. Un divorcio es un fracaso y siempre duele. Cada vez que veo amigos míos celebrando que se divorciaron, sé que todo eso es mentira. Todo divorcio es un fracaso y todos te duelen. Te casas porque crees que funcionará. Invertiste tiempo y emociones en ese proceso y después de repente se acaba. Eso duele, duele mucho. En los primeros meses del divorcio me he sentido confuso y hasta con cierto vacío existencial.

Logros del actor y éxitos del director

“En el campo teatral he tenido grandes logros como actor. Por ejemplo, haber hecho el personaje principal de aquella obra que realizó el Estado dominicano, “Marat Sade”, donde yo era Jean Paul Marat, dirigido por el director español Ramón Pareja. Pienso que haber trabajado en algunas obras de Iván García, entre ellas “Edipo Rey” y “La Celestina”, como actor ha sido algo muy importante en esa etapa. Luego, como director pienso que obras tan trascendentales como “Amanda”, que es la obra que a juicio de los entendidos divide el teatro dominicano en un antes y un después. Otra súper producción es “Calígula”, ganadora de grandes premios que se conceden en nuestro país. También una obra muy importante, otra súper producción, “El sucesor”, en la cual intervienen 112 personas en escena. A nivel más sencillo, pero una obra especial, fue la que hice con Carlota Carretero, que hemos hecho por 20 y tantos años, que es la obra que más se ha realizado en el país, se llama “Quíntuples”, del autor puertorriqueño, Luis Rafael Sánchez. Hay una obra que me toca muy de cerca, que es “Duende y loco de Las Dunas”, con el cual gané el Premio Nacional de Teatro. Cuando se estrenó, fue con un elenco extraordinario, integrado por Rafael Villalona, gran actor y director dominicano ya fallecido, y Ángel Haché, también fallecido. Estaba también Augusto Feria, la inmensa, la súper actriz Delta Soto, Yamilka Román, Lidia Ariza, Víctor Pinales, entre otros. Esa obra, la tiene en cartel una compañía norteamericana en Estados Unidos. Fui a ver el estreno, eso fue emocionante, ver el estreno de mi obra. Esa es una obra que me ha dado mucha satisfacción. Otra gran satisfacción fue cuando fui a presentar “Amanda”, en París. Fue una gran experiencia ir con mi compañía. Después presentamos varias funciones en Miami. Creo que no debo morirme sin hacer el “Hamlet”, pero uno bien hecho, uno de verdad, no maltratar a Hamlet y faltarle el respeto a Shakespeare. Soy un estudioso de Shakespeare y siento un gran respeto por él y me duele mucho cuando le faltan el respeto. Pienso que no debo morirme sin hacer Hamlet.

Negativo
Lo malo de ser director teatral es que a veces tienes que tomar decisiones muy duras contra personas que no siempre se lo merecen”.

Positivo
Lo gratificante es el resultado final. Son meses de trabajo, pero si el público queda satisfecho, que es el objetivo, es para mí la gran comunión”.

Amor
He estado muchas veces enamorado. Creo que el amor recicla, motiva y renueva. Al amor me entrego con la pasión que me entrego a todas mis cosas”.

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